Así titula El País el dictamen del Conseil Consultiu de la Generalitat sobre su ley de vivienda.
Viene a decir que no se puede obligar a nadie a alquilar un piso. Que es inconstitucional hacerlo, ya que atenta contra el derecho de propiedad.
Siguiendo los pasos de concejales, y gobernantes te IU-EB, y otros muchos neocomunsitas que intentan repartir lo que ellos no tienen, el gobierno tripartito de la Generalitat, optó por incluir un artículo en su ley de vivienda que obligaba a los propietarios a poner en alquiler sus segundas viviendas.
Se les pudo haber ocurrido, como en el viejo chiste de las moto, repartir las cuentas corrientes, pero claro, ahí pillaban a más de uno de ellos, y entonces optaron por los pisos, pues ellos no invierten en ladrillos, especulan con otros bienes.
Parece imposible, y en este rincón ya lo he expuesto otras veces, que haya quien se crea con el derecho de usar los bienes ajenos, y que además tenga la osadía de plasmarlo en el boletín oficial.
Cuentan que en Cataluña fueron los ecosocialistas y los republicanos, junto con comisiones obreras, quienes hicieron causa común por las expropiaciones, ahora no se oirá ni una autocrítica, lo mantendrán en lugar de enmendarlo.
Aquí, en el paisito, tenemos pendiente la misma historia, agravada incluso por la contribución especial que nos quiere imponer Madrazo mano diputación foral.
No quiero seguir por no repetir lo ya dicho aquí, pero es que tenemos cada gobernante con cada idea que así nos va.
¿Puede ser tan complicado producir viviendas a precio asequible? Cualquier profano diría que no, que basta con tener el suelo, que sí se tiene; un proyecto de urbanización que lo hacen los ayuntamientos; un proyecto de ejecución que lo pueden hacer los servicios técnicos municipales; adjudicar el proyecto al mejor postor y empezar a repartir o alquilar las viviendas al precio de costo.
Pues no señores, nuestros dirigentes piensan que es mejor dejar al mercado que haga lo que quiera y luego una vez hechos los pisos quitárselos al particular, porque este además tiene poca capacidad de respuesta. Eso sí, si se queja mucho se le llama “cerdo kapitalista” y asunto zanjado.
La foto de la cabecera tomada de El País, recoge el acto de presentación del pacto que dio lugar a la ley, en el que participaron nada menos que treinta y cuatro agentes sociales, que ya son agentes, creo recordar que tal record sólo se batió con el centenar de los mismos que firmaron los pactos de Estella, pero eso es harina de otro costal.
País
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