viernes, diciembre 28, 2007

El bienquedismo

Hace un mes hablaba de la presentación de un libro que, bajo los auspicios de la UPV, y basándose en unas jornadas celebradas por Aldaketa a lo largo de la primavera de 2006, con el lema de Historia e Identidades Nacionales, editó maravillosamente el pasado mes de Octurbre Servicios Redaccionales Bilbainos, S.L.

La última ponencia la desarrolla Kepa Aulestia bajo el título de Los medios de comunicación y las imágenes sobre Euskadi.

Comienza desarrollando la tesis de que Euskadi ha cambiado mucho en los últimos 25 o 30 años, pero no ha cambiado apenas nada en cuanto a su percepción interna o a su “identidad”. La prensa escrita mantiene similar reparto de lectores y no se corresponden los resultados electorales con la supuesta obediencia política de esos medios.

Términos como el conflicto, la solución, el diálogo, la normalización, y otros tantos han ido ocupando un espacio creciente en los medios, y resultan complementarios a las referencias identitarias como “euzkadi es la patria de los vascos”

Dice Kepa que la aparente asepsia semántica de muchas de esas palabras ha contribuido a la gestación de una faceta nueva del carácter vasco: el “bienquedismo”.

El súmmum de ese bienquedismo vasco será para el autor lo siguiente: “parecería poco vasco no reconocer la existencia del conflicto, no desear solucionarlo a toda costa y no mostrarse favorable al diálogo que conduzca a la normalización

Purita filosofía política madi in Ibarretxe ¿qué hay de malo en ello? O si los partidos no hacen nada, el lehendakary dará pasos para solucionar el conflicto (nótese la cercanía al plural mayestático con el uso de la tercera persona) etc. Puritito bienquedismo.

Finalizo copiando el párrafo en que describe la acepción correcta de “normalización”.

Normalización podría significar estabilización, pacificación, relajación en su uso más habitual. Ya no evoca la sujeción a la norma, como en su utilización a finales de los ochenta se pretendía. En realidad la norma parece poco popular en una sociedad profundamente conservadora como la vasca, pero en la que la democracia se percibe como una realidad de hombres más que de leyes. Lo políticamente correcto no sería la Ley, sino en todo caso proclamar su mutabilidad. No sería apelar al marco jurídico vigente, sino en todo caso descubrir sus fallas y sublimarlas.

País

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