En un post más bien para consumo interno Ricardo Ibarra hace un llamamiento a la concordia interna para que los de los extremos no nos demos el gustazo.
Como lo que le pasa al PNV me afecta directamente, para algo llevan 28 años gobernándonos, me creo en pleno derecho de intervenir en la cuestión.
Lo que les enfrenta no deja de ser algo muy serio que no se puede tapar con “todos unidos” para limpiar en casa los paños sucios.
Sostiene el ex rector Montero que el PNV, igual que otros partidos, pero en este caso más clamorosamente, no ha tomado ninguna decisión trascendente desde el inicio de la transición que sea fruto de un previo debate en una Asamblea Nacional u órgano colectivo similar. Cita seis hitos que van desde la decisión de abstenerse en el referéndum de la constitución hasta los cambios políticos e ideológicos que dieron lugar al llamado Plan Ibarretxe, pasando por la aprobación del estatuto, el pacto con el PSOE, el pacto de Ajuria Enea, y el pacto con EA y ETA que generó el proceso de Lizarra.
Prosigue Montero diciendo que cualquier atisbo de evolución ideológica, inevitablemente será producto de decisiones de la jerarquía del partido. El mecanismo arriba-abajo condiciona toda la evolución de la ideología. Desde la creación de la opinión hasta la formulación de alternativas, pasando por la descripción doctrinal del panorama político o de la certeza ideológica –cuestión importantísima en un movimiento que define dogmas y falsedades–, todos los movimientos de este tipo que el nacionalismo tiene provienen del estrecho círculo dirigente, sin que pueda percibirse que éste se mueve a los impulsos que le transmiten sus bases sociales. Estas tienen la misión de recibir el mensaje y eventualmente de apoyarlo, a veces con movilizaciones de masas. (Manuel Montero en La Memoria histórica y la transición en el País Vasco en Historia e identidades nacionales editorial Servicios redaccionales bilbainos)
Sin llegar a los análisis académicos a nadie se le escapa que el PNV carece de un Bad Godesberg, o de un más modesto Suresnes, donde rompa con una ideología y una práctica decimonónicas y se reconvierta en un partido apto para el siglo XXI.
Sobre un tema colateral recomiendo la atenta lectura del artículo publicado por Joseba Arregi el pasado lunes en El Mundo y que recoge paralalibertad.org, donde dice cosas tan ciertas como lo que sigue: (el PNV) No sólo afirma que la detención de los dirigentes de Batasuna es un atropello, un despropósito, una cosa del pasado, sino que el propio consejero de interior del Gobierno vasco ha afirmado recientemente que la detención de la cúpula de Batasuna no aporta nada a la lucha antiterrorista, no queriendo ver que si algo ha debilitado estructuralmente a ETA es la imposibilidad de actuar al mismo tiempo como organización terrorista y como organización política que juega al juego democrático. La ilegalización de Batasuna tiene la virtud de obligar a ETA a optar: seguir siendo organización terrorista y renegar de la posibilidad de actuar como partido político, o ser partido político y enterrar su naturaleza terrorista. Es la medida más efectiva contra la banda.
Pero estropea la estrategia del PNV: no romper con Batasuna, para así mantener la ficción de que es posible una reconducción de los terroristas a la política por medio de la promesa de compartir sus fines. Y es que la ilegalización de Batasuna no confronta sólo a ETA con una alternativa radical -o terrorismo o política-, sino que confronta también al PNV con una alternativa igual de radical: o se democratiza reformulando su nacionalismo de forma que se diferencie radicalmente del de ETA, o seguirá bajo la sospecha que la cercanía de los fines de ETA extiende sobre sus propios fines.
A este mismo respecto son también instructivas las declaraciones de Urkullu al diario El Mundo el día de la inmaculada, patrona de tantas cosas y tan querida por el primitivo nacionalismo, que no se sorprende de sus palabras cuando dice: Nosotros reivindicamos lo que creemos que nos corresponde y el PNV nació para la recuperación de una soberanía nacional... Otra boutade como otra anterior ya citada en este rincón. No se puede recuperar lo que nunca se ha tenido mi Sr. Burukide mayor.
Salud
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