Con ese título escribía ayer en El Correo Joseba Arregi un artículo que debiera ser texto de cabecera de tantos opinadores y políticos desinformados que andan por los medios pontificando no se sabe bien qué advenimiento de la paz al paisito.
Pueden leer aquí el artículo completo, les copio los tres últimos párrafos.
Pero hay más de 800 asesinados que gritan su silencio obligado para decir que eso no es así, que no puede ser así, que la existencia de ETA hasta ahora ha creado realidades irreversibles como esos asesinatos, como las huellas que ha dejado ese método, estrategia o táctica que mata en los comportamientos de los vascos, en sus usos, en sus valoraciones, en su forma de ver y vivir la política.
ETA no va a desaparecer si no terminamos con ella. Pero terminar con ETA exige enfrentarse a las realidades irreversibles que ha creado ETA con su terror. Porque construir el futuro sobre el mismo proyecto de ETA, pero por vías exclusivamente políticas, es dotar de supervivencia a lo que ha sido la causa de tantos asesinatos, de tanto miedo, de tanta amenaza, de tanta desestructuración de valores, de tanta cultura antisistema y de violencia en varios grados y formas. No nos engañemos.
Salud