En el 10 aniversario del asesinato de Miguel Angel Blanco, es el momento de recordar lo que hacíamos aquellos días de Julio de 1997 y también de sacar las conclusiones de lo que se hizo mal para haber llegado a donde llegamos. Aquella unidad de todos los partidos y de toda la gente de bien hecha añicos.
Iñaki Anasagasti lleva publicadas en su blog 4 entradas explicando y justificando la acutación del PNV, o más bien la suya propia, puesto que Arzalluz estaba desaparecido de los medios.
Desde la primera entrada ya tiene la solución el ex portavoz del PNV, la culpa es de Franco que nos quitó el Euskera y nos calificó de provincias traidoras, (Álava no lo fue pero el ex diputado la da por incluida y del Euskera ya tenía escrito algo Unamuno). Ese latiguillo del nacionalismo, de todos los nacionalismos, de dotarse de un buen enemigo al que cargarle todas las desgracias, todo lo que no encaja con el ideal romántico del pueblo o mejor aún todo lo que no consigue el “wolkgeist” particular.
Espero que el Sr. Anasagasti nos explique por qué todas esas frases que él pone en boca de Arzalluz, han pasado a ser papel mojado al mes siguiente.
Dice que le dijo Arzalluz "si no condenan este atentado no estarán legitimados para hablar de ningún derecho de nadie. Quienes defiende tantos derechos y se niegan a condenar el quitar una vida, y no por sus actos, si no por actos de otros; a un pobre, con todo respeto, concejal de Ermua del PP, que le ha tocado la ruleta de ETA, no están legitimados para reclamar nada. Y esto se lo vamos a decir cada vez más» Le duró bien poco la opinión.
Las manos negras de los intereses políticos borraron las manos blancas de la gente que se enfrentó al terror, y que les dejaron solos los políticos de corazón de hielo de que nos hablaría años después ante semejantes circunstancias Maite Pagazaurtundua.
En la cuarta entrega da cuenta de los días después y resume la culpa también en los medios de comunicación que no nos comprenden.
No era esperable, en este décimo aniversario, el resurgimiento del llamado “espíritu de Ermua” frente al “espíritu del pueblo” nacionalista, pero lo que hace Anasagasti con su historia o memoria particular, lo aleja para siempre.
Creo que en la memoria de Miguel debemos reclamar urgentemente que los políticos dejen sus historias y se pongan de una vez por todas a decirle a los chicos de las bombas, las pistolas y la gasolina que eso no se hace, que aquí no se puede seguir así.
Esa es la cuenta pendiente que tinenen los políticos con la memoria de Miguel Ángel Blanco y con la gente de bien.
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