Con el subtitulo de Un recorrido crítico por la filosofía contemporánea Juan José Sebreli (Buenos Aires 1930) publica en DEBATE un libro en el que desmenuza los últimos 150 años de filosofía y del saber.
Sin entrar en análisis, para los que además no estoy nada capacitado, resaltar que el autor hace una crítica rigurosa a los pensadores postmodernos, partiendo de Nietzsche hasta los últimos franceses, los de la French Teory ya criticados por Alan Sokal en su famoso “imposturas intelectuales” y más detalladamente por François Cusset en French Teory (Editorial Melusina Barcelona 2005)
Los capítulos del libro, para hacerse una idea de lo que abarca, son los siguientes:
Los precursores (Shopenhauer, Dostoievski); Nietzsche; Heidegger: el lugarteniente de la nada; El psicoanálisis: entre la ciencia y la magia; El estructuralismo: Levi-Strauss; De Bataille a los postestructuralistas; El psicoanálisis francés: Lacan; Foucault, una rebelión académica; y finaliza con un capítulo titulado Otras voces, donde repasa la escuela anglosajona y reivindica la escuela de Frankfurt, a Sartre y manifiesta la esperanza de recobrar el humanismo.
Se trata de un libro, asequible a cuasi profanos, que muestra las tonterías y las malas ideas que han campado en Europa durante un largo siglo que puede abarcar desde el último cuarto del XIX hasta hoy.
Copio ahora parte de la entrevista –crítica que Arcadi Espada le hace al autor, y que me descubrió esta maravilla de libro. “es modélica su zurra a Nietzsche. Desde el estilo: "Su tono oracular de pastiche bíblico" (que no es extraño que fascinara al biblista Vattimo); desde la pragmática: "Cuando Mussolini cumplió sesenta años, en prisión, Hitler le envió como regalo las obras completas de Nietzsche, veinticuatro volúmenes encuadernados en cuero"; desde el escepticismo: "El nihilismo nietzscheano no dudaba: tenía la certeza de que no existía ninguna verdad"; y finalmente, desde el plan general de su obra, aquí con la ayuda de Thomas Mann: "Quien toma en serio a Nietzsche, quien lo toma al pie de la letra y le cree, está perdido." Es así como el ensayo, que empieza actuando como una esponja de crin sobre la piel, acaba dejando una sensación desmoralizada sobre la filosofía. Se lo pregunté directamente: "¿Que ha sucedido para que un pensamiento tan grotesco, y a veces tan dañino, haya tenido semejante éxito?" No negó que fuera todo eso: "¿Sabemos cuánto durará? En mi juventud nadie leía a Nietzsche. Todos ellos han hecho mucho ruido en nuestra vida, pero pasarán rápido al olvido. Ésa es mi explicación y mi pronóstico". De lleno en las explicaciones me parecía, sin embargo, que no debía dejar de lado la madrastra:
--¿Qué madrastra dice?
--La literatura.
--Ah, sin duda. Todos estaban subyugados por ella. De hecho, todo arranca de Dostoievski. Y la literatura manda hasta el final. El hecho de que en la filosofía se produjera el giro lingüístico, esa estupidez posmoderna de que no hay hechos, sino sólo relatos produjo que a finales del siglo XX los críticos literarios, es decir los expertos en la lengua, tipo Barthes o Söllers, fueran considerados los nuevos filósofos.
Se acercaba l'heure du fromage. Ahí seguía aguardando, el rescate. Entre los nexos del recuento irracional destacaba el siguiente: todos, absolutamente todos los pensadores desmontados por Sebreli, han sido en un momento u otro patrimonio de la izquierda tardía. Sus obras son, en realidad, un catálogo completo de rescates, así se lo dije. Ahí hozan el relativismo cultural, el relativismo cognitivo, la religiosidad, el populismo, la estetización de la política, el desprecio por las leyes de la naturaleza, la supremacía del grupo y hasta los curanderismos. Naturalmente, algunas de esa derivas irracionales han sido también patrimonio de la derecha. Pero Sebreli y yo sabíamos perfectamente (y así nos guiñamos un ojo cómplice), hasta qué punto, y respecto a la derecha, todas esas derivas son la derecha y que rescatar a la derecha de ellas sería lo mismo que rescatar a un pez del fondo del agua.”
Prometo para otra ocasión una frase o párrafo de cada capítulo, se comprobará que es divertido además de instructivo.
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