La flamante alcaldesa de Lizartza ha decretado el mantenimiento del debido ornato público de la casa consistorial. Debiera avergonzar a cualquier demócrata el aspecto de ese ayuntamiento regido hasta ayer por Joseba Egibar, el máximo dirigente del PNV en Guipúzcoa.
Un decreto que hace más por el estado de derecho que todo lo que se le conoce en los cuatro años al alcalde Saliente Sr. Egibar.
No encuentro razones para entender por qué el anterior alcalde o su partido no han concurrido a las elecciones. No puede ser porque haya habido en el ínterin un cambio legislativo, por lo que sólo me queda la razón del desistimiento de los nacionalistas ante la presión de los nacionalistas.
No le pongo adjetivos a los unos ni a los otros porque se conoce suficientemente quien es quien y cuáles son, a la hora de la verdad, las prioridades de cada cual. Las mismas.
El campeón Egibar, se fue de Lizartza, sin que haya explicado por qué, hace cuatro años encontró razones para ir y ahora no las tiene para quedarse.
Enhorabuena a la alcaldesa, seguro que si mantiene ese mínimo espacio de respeto a la ley, y al sentido común de no usar un bien público para el aprovechamiento privado, tendrá la próxima ocasión más votos en Lizartza, y el Sargento O´gibar (Santiago González dixit) tendrá mayores dificultades para acercarse a Lizartza a decir que su partido promete hacer maravillas, porque cuando los demócratas de Lizartza necesitaban al PNV para defenderles de los totalitarios el Sr. Egibar y su partido no estuvieron a la altura de las circunstancias.
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