Se trata de uno de los capítulos más largos del libro, lo estudia en cincuenta páginas bajo diez apartados.
Me resultó especialmente interesante lo que copio a continuación: El propio Jean Jaurés, en una conferencia de Ginebra, creyó ver en el superhombre nietzscheano al proletariado socialista. .... ¿Por qué esos hombres de izquierda y anarquistas recurrían a un pensamiento que, leído con cuidado, estaba en sus antípodas? En los albores del siglo XX, la bohemia literaria y artística europea buscaba justificaciones filosóficas y estéticas para su odio al mundo burgués, al que acusaban de mercantil y deshumanizado, y las encontraban en Dostoievski y en Nietzsche.
Finalmente copia un largo párrafo de Más allá del bien y del Mal: Hablar de justicia e injusticia no tiene sentido; una infracción, una violación, un despojo, una distinción en sino pueden ser, evidentemente, algo injusto, puesto que la vida procede , es decir, en sus funciones elementales por infracciones, violaciones, despojos, destrucciones y no se pede imaginar cómo habría de proceder de otra manera. Hasta es preciso confesar algo más grave todavía y es que desde el punto de vista biológico más elevado, las condiciones de vida por las que se ejerce la protección legal no pueden ser sino excepcionales en cuanto restricciones parciales de la voluntad de vivir propiamente dicha, que tiende a la dominación, y están subordinadas a su tendencia general bajo la forma de medios particulares, es decir de medios de crear unidades de dominación cada vez más grandes. Imaginad una organización jurídica soberana y general, no como arma en la lucha de los complejos de poderes, sino como arma toda lucha de los complejos de poderes, como arma toda lucha en general..., una regala que nos haría considerar todas las voluntades como iguales, y tendréis un principio , un agente de disolución y de destrucción para la humanidad, un atentado al porvenir del hombre, un síntoma de cansancio, una vía secreta hacia la nada. (Genealogía de la moral, tratado segundo párrafo 22)
Sebreli concluye el capítulo con este comentario al párrafo anterior: Está claro entonces que, tras el perspectivismo pretendidamente neutral, había una metafísica que no osaba dar su nombre; tras la superación de la moral, una nueva moral basada en la fuerza; tras la fragmentación un sistema único que se ignoraba o se ocultaba; la negación de todo era una afirmación y la proclama del din de las valoraciones una valoración más.
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