lunes, julio 23, 2007

Lo de Imaz


Sigue dando que hablar, y no es malo que así sea, el artículo firmado por Josu Jon Imaz y que sirvió para acallar, de momento, la algarabía de referéndum consultivo o de consulta referendaria, que ya no sabe uno de que están hablando, máxime cuando lee titulares como el de Macrazo en el DEIA de ayer donde propone algo parecido a preguntarle a la ciudadanía qué opina sobre ETA.

Todo un hallazgo de Madrazo. Su fe le inclina a no pensar que ocurre si el pueblo soberano decide que pasa del tema o, peor aún, hay un buen porcentaje que dice que está de acuerdo con ETA, como de hecho lo hay.

No se plantea el consejero los pasos a seguir en ese caso, pero no serán muy distintos, siguiendo la lógica de su mentor Ibarretxe, del famoso “qué hay de malo en ello”. Si la mayoría decide que ETA se vaya, entiende Madrazo y otros muchos nacionalistas que ETA se irá, o será rea de desobediencia al Pueblo Soberano. Uno se pregunta, inocentemente, si en ese último caso se aplicarían el cuento desde el Gobierno Vasco y se pondrían las pilas, para trabajar en la eliminación del terrorismo nacionalista.

El escrito de Imaz, tan magnificado por algunos bienintencionados que ven en él la segunda maravilla del pensamiento político nacionalista, no pasa de ser una obviedad, salvo para los alucinados como Ibarretxe que, en palabras de Carlos Martínez Gorriarán (ABC 20/07/2007) no se entera de “que ETA no deba decidir la agenda política, no es otra cosa que aceptar la continuidad del terrorismo”.

Sigue el profesor Martínez Gorriarán diciendo: Lo que no hace en ningún momento Imaz, insisto, es coger el toro por los cuernos y condenar el tipo de estrategia soberanista que Ibarretxe pretende implementar contra viento y marea, con o sin terrorismo activo. Y no puede hacerlo porque, problemas de procedimiento al margen -hacerlo significaría tanto cono enmendar la plana al EBB y demás órganos del PNV, un partido complejo donde los haya-, el nacionalismo de su partido es el de Ibarretxe: étnico, intolerante con el otro no nacionalista y tolerante con el terrorismo abertzale. Las ideas nacionalistas originales, la herencia de Sabino Arana, ponen al intento de Imaz, si éste fuera algo más que una sobre interpretación foránea, ante un límite imposible de traspasar. Dar el salto de romper con el derecho vasco a la independencia y a la unidad territorial de los «euzkos», que diría Sabino, es tanto como abandonar la comunidad nacionalista: ni más ni menos.

Vaticina que, dada la bicefalia nacionalista que garantiza la intangibilidad de la doctrina, el nacionalismo elegirá seguir siendo lo que es y marginando a Imaz.



Finaliza el artículo con un buen deseo: La otra posibilidad es que Imaz encabece un cisma al estilo del de Garaikoetxea, pero de sentido contrario: más moderado y posibilista. También eso parece improbable, aunque sería una estupenda noticia: el PNV es tan democrático, según sus admiradores, que todos ganaríamos con su duplicación.

Salud

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