Ricardo Ibarra viene publicando de cuando en cuando algo sobre el Athletic y es partidario de una amplia reforma y de que Bilbao suene en los mejores campos de fútbol de Europa.
Cree y yo le doy la razón que sin cambios drásticos se debe olvidar del asunto, ahora es el momento de buscar tres peores o con peor suerte para que bajen de categoría y quedarse con el sin vivir de todas las temporadas.
No es mi preocupación principal lo que haga o deje de hacer el Athletic, pero a Ricardo le respondió un tal Urtine, diciendo cosas como que hay un plan (secreto) para reflotar el equipo, pagándoles la mitad del precio de mercado a los jugadores y creando una sociedad en la que el Ayuntamiento, la Diputación y “algunos notables con dinero y ganas de trabajar” en fin, otro chollete para los políticos y amigos. Las elecciones de presidente serían plenamente democráticas, votarían los socios y el Ayuntamiento daría el visto bueno, en fin derecho de veto por si se intenta colar algún no adicto.
Esta forma de razonar, en la que se confunden los organismos públicos con la gente notable, el fútbol con una necesidad básica, se escapa a mi razón.
Será porque no voy al fúmbol, pero no me parece racional pedir a profesionales que se queden por la mitad y al mismo tiempo pedirnos a todos que dediquemos nuestros impuestos a sufragar los gustos o las tonterías de otros.
Creo que en este país existe una ley para que los clubs sean sociedades anónimas en determinadas circunstancias, cúmplase y si hay que poner dirnero que suban la cuota de los que van, que no lo paguemos los que no vamos.
Otro blogero amigo, era más cáustico con el tema y viene a decir que mucho bilbainismo y mucho amor a los colores, pero en cuanto el presi del Athletic presentó unos presupuestos con aumento de cuotas inferior al del precio de la leche, se montó tal pifostio que se quedaron las cuentas sin aprobar.
País
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