Ya se ha dicho algo en este rincón a cerca de unas declaraciones de la Sra. portavoz del gobierno y el derecho de autodeterminación en Irlanda del Norte.
Se refería ella a la declaracione de Downing Street de 1993, olvidándose de otras similares de los años cuarenta, los primeros setenta y hasta del referéndum ya celebrado con el boicot de los partidos republicanos y que alcanzó casi el 100% de noes con una abstención entorno al 40%.
Escribió recientemente un gran artículo Rafael Leonisio, en el que explica de una forma didáctica lo que significa tanto dicha declaración como los acuerdos del viernes santo de 1998.
El significado de aquello para los independentistas irlandeses es todo lo contrario de lo que quieren hacernos creer nuestros iluminados independentistas españoles. Para ellos significó la aceptación, en la práctica, del derecho de veto de la mayoría unionista a sus pretensiones independentistas. Es decir, no sólo no consiguen nada, sino que admiten aquello contra lo que lucharon largos años, no se puede proceder a la unidad de Irlanda sin que los partidarios de la unión con Inglaterra voten aquella.
Un gran logro y un buen avance para los independentistas. Termina su artículo Leonisio con la siguiente frase que merece repetirse diariamente hasta que al menos un deslumbrado por el descubrimiento tardío del derecho de autodeterminación se caiga del guindo de las bondades de un “derecho a decidir si decidimos lo que debemos decidir”.
En resumen, se puede decir que es cierto que tanto la declaración de Downing Street como el Acuerdo de Viernes Santo fueron importantes para la paz, en tanto en cuanto reconocían el derecho de los habitantes de Irlanda del Norte a decidir su futuro. Pero no por el hecho de que éste fuera firmado por el Gobierno británico, sino por la aceptación del mismo por parte de un movimiento republicano irlandés que había pasado medio siglo luchando contra él. No fue, por tanto, el derecho a decidir de la población de Irlanda del Norte algo que el Gobierno británico concedió graciosamente al IRA y a Sinn Fein, sino fundamentalmente todo lo contrario. Es decir, la paz no llegó a través de contrapartidas o cesiones políticas de ningún tipo (léase autodeterminación u otras). La causa principal fue la decisión de los republicanos de abandonar la violencia sin obtener nada a cambio.
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