Este es el resultado de la primera parte, pero tiene toda la pinta de que el partido no ha finalizado.
Los nacionalistas han echado las campanas al vuelo alegremente y sin leerse siquiera la sentencia del juzgado de lo mercantil de Bilbao. Quizás el detalle de ser un juzgado mercantil explique el razonamiento siguiente: "El Zubi-Zuri es, además de una creación artística singular y susceptible de protección, una obra pública, que da servicio a los ciudadanos y, por lo tanto, satisface un interés público contrastado, el de facilitar la comunicación peatonal entre dos partes del municipio".
Desde el ordeno y mando nacionalista se tomó la decisión de adosarle el pegote a la obra de arte, con el argumento de “lo he pagado y es mío”, el Sr. Juez no encuentra explicación lógica a que ni siquiera se intentase el acuerdo con el autor. Cosas de Bilbao. Dice la sentencia: "nunca se sabrá porque el dueño de la obra (el Consistorio), decidió su modificación sin avisar al autor". "el Zubi-Zuri ha dejado de ser una obra en sí misma. Ahora tiene un añadido que altera su indudable personalidad" dice en otro punto la sentencia, pero no osa pararle los pies al promotor del feismo.
Hay abundante literatura sobre dicho fenómeno y ejemplos preclaros hemos tenido desde siempre en Bilbao, (me viene a la memoria el quiosco adosado a la iglesia de los jesuitas en la Alameda de Urquijo y desaparecido a raíz de la obra para recortar sus torres) pero nunca un caso tan exagerado y llevado a cabo con la chulería propia de un nuevo rico, que decide hacer lo que le da la gana con una obra de arte porque la ha pagado.
No valen los argumentos que dejó algún día el Sr. Alcalde sobre el costo de mantenimiento y el peligro de la pasarela, deslizante en alguna ciscunstancias. Todo eso debió ser objeto de la pertinente reclamación y, no debemos olvidar que han sido los servicios técnicos municipales quienes han dado el visto bueno a todo el proyecto de Calatrava, han certificado la ejecución y han decidido pagar la obra en base a que se ajustaba al proyecto aprobado.
No es hora de quejarse de que el puente no es tan funcional como el de Deusto o el propio del Ayuntamiento.
El puente blanco cumplía a la perfección el cometido original, cruzar la ría. El nuevo que le quiere imponer el Ayuntamiento, acercar a los ciudadanos al área comercial de las torres japonesas, no estaba en la memoria con la que se proyectó el puente blanco, por lo que difícilmente se le puede achacar algo que, en su día el ayuntamiento no deseaba.
En fin, cosas del paisito, y los comparsas nacionalistas volteando campanas de regocijo por una sentencia que si se la leyeran se avergonzarían de haber ganado.
Es de esperar que otro juzgado menos mercantilista, ponga el arte en su sitio, y seguro que el Ayuntamiento puede incluso cubrir de puentes media ría, hasta confundir sus márgenes, pero lo que no debiera es abusar de los vecinos y hacernos pagar a precio de obra de arte un puente singular, para luego convertirle en un adefesio.
Salud
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