Mejor no podía decirlo el ya casi ex padrino de la OTA en Sopelana Ricardo Ibarra, en su blog: “Probablemente se pudo comenzar de otra manera, haberlo explicado mejor y durante más tiempo, flexibilizarla por aquí o por allí, retocarla en esto o en aquello. Probablemente sea así y los que fuimos protagonistas en su defensa no lo supimos "vender" de forma que sus ventajas fuesen vistas sobre las posibles incomodidades que pudo suponer su implantación,”.
El gran pecado de nuestra OTA, no es que no se haya explicado más o mejor, el problema es que no tiene explicación posible. Un municipio del tamaño de Sopelana, con el movimiento de vehículos que tiene Sopelana en el casco urbano, teniendo en cuenta el escasísimo atractivo que tiene su casco para visitantes en días de labor, la OTA es sólo un impuesto para los que no tienen garaje o no se molestaban en meter el coche en el mismo.
Ricardo, que tiene datos del funcionamiento de la OTA los oculta y nos siembra de opiniones, comparando Sopelana con Getxo o con Bilbao. No es eso, a Sopelana le quitas la playa y ¿en qué se queda para justificar la implantación de la OTA?
Estoy por encontrar algún vecino que haya sacado un ticket en las máquinas. Puede que ande poco por el pueblo y no lo vea, por lo que espero ansiadamente ese dato que tiene Ricardo Ibarra, de lo contrario no cabe otra conclusión que la OTA es un impuesto para financiar una empresa de alguno.
Hay otro argumento contra la OTA en Sopelana que se desprende también de la argumentación que hace Ricardo Ibarra a favor de ella. El sitio para aparcar. Cuando ves calles enteras vacías de coches, es que algo se está gestionando mal, no puede ser que las calles del extrarradio estén intransitables de coches aparcados hasta en las farolas y calles céntricas estén vacías.
Apunta otro tema que es la querencia de todo nacionalista por lo imposible. Eso le justifica la consecuente frustración y el traslado de la culpa al enemigo exterior. El conocido mantra de: no nos comprenden, no nos dejan, son malos y nosotros buenos. Resulta que al PNV le repele un posible referéndum legal y se pone melancólico por los imposibles. Para ejemplo reciente tenemos la térmica de Amorebieta y su prevención ante el de la OTA en Sopelana.
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