Otra vez aires de corrupción en la hacienda guipuzcoana. Viene a decir El Correo y Arzallus no lo desmiente al afirmar que es cosa de los enemigos de Egibar. (Siempre son los otros los malos, los que atacan a los nuestros).
Es digno de estudio, por psiquiatras o quien corresponda, el que ante una noticia de un desfalco a las arcas públicas calculado en más de cinco millones de euros, los nacionalistas reaccionen hablando de un ataque de una facción contra la otra. Le manda güevos.
Lo más chocante del caso viene a ser la actitud del senador, que había sido jefe de la agencia de Irún, y en la que dejó colocado al hermano, poniendo su cargo a disposición del partido. Justo eso es lo que parece que vino haciendo, tener los cargos a la absoluta disposición del PNV y no al servicio de los demás ciudadanos de Guipúzcoa.
Hace falta más luz hasta encontrar el dinero. Se admiten apuestas, pero no estará en Suiza ni por ahí lejos. No puede andar lejos de Guipúzcoa.
País.
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