Publica en el número correspondiente a Abril de CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA un artículo el profesor Alfonso Ruiz Miguel, en el que, bajo el título señalado, analiza en las apretadas ocho páginas que ocupa, la necesidad, las dificultades, y los necesarios contenidos de la asignatura que se implanta en la educación obligatoria.
Esta revista no está disponible en Internet, y mientras encuentro un modo de compartir el contenido de este magnífico artículo, me limitaré a copiar párrafos sueltos que me parecen interesantísimos y que pretendo que muevan a los curiosos a leer todo el artículo.
Comienza como los clásicos exponiendo su derecho a opinar por su conocimiento del tema debido a su dedicación a la filosofía del derecho.
A la pregunta, ¿quién educa qué educación? Responde con ejemplos que no siempre la educación consigue lo que se propone, y muchas veces obtiene los efectos contrarios.
“...casi no hay sistema educativo del que (uno) no pueda reponerse y de que, por tanto, no resulta fácil para la escuela lograr lo que se propone.”
Cita a Bertrand Russell sobre los italianos meridionales “se han distinguido a través de la historia por sus crímenes, sus estafas y la sensibilidad estética. Las escuelas públicas los curan, efectivamente, de la última de las tres cosas`[...]; pero con respecto a las otras dos cualidades distintivas, sospecho que el éxito de las escuelas es menos señalado”
Continúa:
“Y, en efecto, por mucho que se lo proponga, la escuela no parece que pueda hacer milagros allí donde el medio social no es propicio.
Escuela y sociedad son, así, dos variables fundamentales en la educación de los jóvenes. Pero la educación, entendida no sólo como instrucción o mera enseñanza de conocimientos sino, más ampliamente, como incorporación profunda de modos de ver, actuar y estar en la vida, probablemente es sobre todo un subproducto, un efecto lateral de lo que los sociólogos llaman el proceso de socialización. Como en la mayoría de los subproductos, se trata de un resultado en parte, quizá en buena parte, no explícitamente organizado ni deseado pero inevitable; en este caso un resultado del entramado social en el que los seres humanos siempre habitan. En este sentido amplio y general, la educación es menos el producto de instituciones deliberadamente dirigidas a la enseñanza, como la escuela, que de grupos sociales más “naturales”, como la familia, los gruposde amigos o, en fin, de esa realidad difusa que a falta de mejor nombre llamamos “la sociedad”, que no suele tener la corporeidad de aquellos grupos e instituciones pero que, en nuestro mundo, abarca influencias tan variadas como la industria del ocio, la televisión, la publicidad, las constricciones del mercado, las reglas del tráfico y jurídicas, la policía, las autoridades, etcétera.”
Finalizo aquí esta primera entrega, prometo otra y el esfuerzo por poner el artículo a disposición de todos. Espero que no sea gran delito escanearlo y mandarlo por correo a quien me lo solicite.
Salud.
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