viernes, mayo 18, 2007

LA CAZA SALVAJE


Lo acabo de leer de un tirón, bueno en mi caso casi una semana, es la primera novela de Jon Juaristi.

Persigue los mismos objetivos, aclarar las dudas, mediante las aventuras de un cura nacionalista en la guerra de España, la europea, la posguerra y la guerra fría, llegando hasta nuestra transición.

Según la contraportada una historia de aliento ambicioso y trepidante ritmo narrativo.

Otra forma de contar la historia para que llegue a más. Puede que al aficionado le sepa a poco, pero quizás aficione a muchos.

Absolutamente recomendable.

El humor de Juaristi narrando las desventuras del Doctor Castilla del Pino en su alias Astilla del Fresno, Gabriel Aresti a través de Gabriel Errasti, Juan Ramón Recalde mediante Juan Ramón Recondo, y otros muchos, además de citar a otros cuantos por sus auténticos nombres. En fin, un repaso a los últimos 50 años del paisito.

Copio el primer y el último parrafo:

No. de ninguna manera. La silueta del Maestro no se recortaba sobre la obscuridad. No lo permitían su traje ni su boina, negros como la muerte. Martín observó el cogote rasurado y moreno, entrre la delgada banda del cuello de la camisa y el oro cano del cabello muy corto en la nuca. La mano derecha del Maestro se desasió de la izquierda, que la mantenía aferrada contra la espalda, y trazó un arco solemne, como una avecilla blanca surcando la noche, sobre la angosta entrada de la gruta. Subió hasta la cabeza y desprendió de ella la boina. Luego cayó hasta el flanco del muslo. Tenebrismo rupestre. Entrevió Martín, durante un segundo, la calva todavía breve en la coronilla, antes de que la cabeza se inclinara hacia delante, desapareciendo en la negrura, y el cuerpo se doblara en una genuflexión.
-Introibo ad altarem Patriae ---

Deus sive natura -dijo Juaristi aprobatoriamente- Así queda mejor. Se acercó después a lo que había quedado del cura y recuperó de entre el montoncillo de ceniza una medallita de plata con San Antonio de Padua y un cuenco de loza barnizada. Lanzó este último con fuerza contra la mancha negra de la roca y se metió la medalla en el bolsillo. El cuenco entró limpiamente en la oquedad, y no se oyó que golpeara contra ningún obstáculo

Salud y disfrutarlo.

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