Hay en Larrabas un joven blogero que tiene al barrio por su choco particular, allá sus gustos, tampoco habla mucho del barrio, pero cada uno es libre y más bajo el pequeño anonimato que nos proporciona la red, de presentarse como quiera.
Me lleva a mentarle su post del pasado viernes en el que bajo el título de De abertzale a español filosofa sobre la evolución de la gente que con el tiempo tiene opiniones diferentes o cambia de partido, vamos que habla sobre los vivos, los que nacen, crecen, se reproducen, mueren y además tienen pensamientos, para llegar a la conclusión de que todo es posible y más o menos aceptable salvo el dejar de ser nacionalista.
Es un caso típico de nacionalista genético, de los que creen que se nace nacionalista igual que se nace rubio o moreno.
Pretende negarle a Valentín Solagaistua su derecho a ser candidato del Partido Socialista de Euskadi porque hace 30 años abandonó la presidencia de un partido que no logró sobrevivir a la transición y que, por haber sido fagocitado por el mundo de los nacionalistas violentos dimitió de su presidencia.
Se olvida de su paso por el Partido Comunista, etc. etc. Para el joven blogero de Larrabas nació abertzale y debe morir abertzale. No importa si abertzale de pistola, de los que aplauden, de los mediopensionistas o de los otros, pero eso sí, si se tiene el mal ya no se cura.
Debe ser un caso más como el de aquel antropólogo, que tras el estudio de una docena de cráneos fijó el canon de que los vascos somos una raza de hombres altos y robustos, sin tener en cuenta ni siquiera su propia estatura de tullido.
Ese señor hoy está desacreditado, luego otro buscó un RH y encontró varios.
Ahora resultará que el nacionalismo es como los sacramentos, “pa siempre”.
Salud
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