No quiero enterrarme en la nostalgia de aquello, pero me disculparán, los que entonces no estaban, que celebre lo que significaron, para los que andábamos en los veintitantos, aquellas elecciones que no fueron suficientemente rojas. A dios gracias podemos decir ahora.
Al amigo blogero Ricardo que estaba ayer de cumple le pilló casi recién estrenada la mayoría de edad a los 18 años.
La foto que acompaño (robada de El País), creo que ilustra suficientemente el camino andado, y no sólo por el blanco y negro.
Hoy a Adolfo Suárez le harían dimitir, o algo peor, por encender el pitillo en el escaño o en los alrededores.
Otros tiempos, otros hábitos, pero el día que nos prohíban la hamburguesa grande y la coca cola con cafeína y azúcar, más de uno añorará los tiempos en que vivíamos peligrosamente.
Fin de las nostalgias.
Salud para celebrar otros treinta.
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