martes, febrero 12, 2008

La salida de la crispación

Con tal subtítulo recoge Claves de razón práctica en su número 179 un artículo de Enrique Gil Calvo titulado ¿prisioneros o gallinas?

Se trata del resumen de un capítulo del libro que publicará en breve sobre la crispación en la vida política nacional. Parte de la tesis de que la crispación existe porque es un círculo que se alimenta a sí mismo, que una vez puesta en marcha la rueda es imposible pararla sin que alguno pierda.

Describe los tres polos de la crispación, entre los partidos mayoritarios españoles y entre estos y los nacionalistas. Dado el sistema constitucional de acceso al poder y de la pérdida de éste (acceso por mayoría simple y moción de censura con mayoría absoluta, no es posible la rotación entre campañas y eso les da un poder muy grande a las pequeñas fuerzas nacionalistas.

Gracias a quien corresponda, no ha pasado la crispación de la esfera política a la social, tal como sucedió durante la segunda república, pero signos evidentes de preocupación se están viendo y abundantemente.

Analiza las dos teorías de juegos del título, asignando el juego de el gallina a los actores de 1936, y deja el del prisionero (menor daño) para la situación actual.

Los juegos consisten en si no desistes lo pierdes todo si el otro tampoco desiste (los dos coches hacia el precipicio y gana el último en frenar, pero si ninguno frena, se matan los dos y no gana ninguno, y el del prisionero, si delatas al compañero sales libre, si el te delata se libra él y en caso de doble delación se reparten la culpa.

Dejando aparte la destrucción total del primer juego, la natural tendencia a minimizar las pérdidas lleva a cada jugador a delatar, con lo que ambos pierden, sólo ganarían callando pero la dinámica del “y tú más” se lo hace imposible y desaparecería de los medios quien no acuse al contrario.

Propone soluciones difíciles, la situación también lo es, entre ellas descarta la votación masiva a uno de los contendientes, lo que probablemente llevaría a una crisis al contrario, pero que una vez superada se volverían a adentran en la crispación. Una abstención generalizada que les llevaría a reflexionar y quizás cambiar discursos, o un empate infinito entre los dos mayoritarios y entre éstos y los nacionalismos en las comunidades respectivas. Esto último sería ideal pero es absolutamente irrealizable.

Apunta una cuarta salida de este marasmo de insultos, falta de claridad y, por que no decirlo, de ética y de reconocimiento de los ciudadanos como personas dotadas de inteligencia, que consistiría en votar suficientemente a una tercera vía como puede ser UPyD, que obligaría a replantearse muchas cosas en las direcciones de los partidos.

Hasta aquí un mal resumen del artículo, léanlo en Claves. Por mi parte me compraré el libro cuando lo publique Taurus y, de momento, pienso votar en consecuencia, pues nunca me he abstenido.

Salud

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