martes, febrero 19, 2008

Kosovo

En este artículo, Florencio Domínguez dice cosas importantes que no debiéramos olvidar ante los discursos nacionalistas, porque me gustó lo copio que no es muy largo.

Una cosa es impulsar que Kosovo se separe de Serbia y otra permitir que Alabama se salga de la Unión.

Los nacionalistas vascos se emocionaron con la caída del muro de Berlín y la aparición de nuevos estados entre las ruinas de la antigua Unión Soviética. Pensaron que si los países bálticos accedían a la independencia o que si Checoslovaquia se dividía en dos, a ver por qué en Euskadi no iba a pasar algo parecido.

Al rebufo del desmoronamiento del bloque del Este llevaron al Parlamento vasco la declaración en favor de la autodeterminación en 1990 y desde entonces no han parado de aplaudir la aparición de cualquier nuevo país, al margen de las circunstancias y del coste. Hace unos meses el Gobierno vasco miraba a Montenegro, república que se independizó de acuerdo con los mecanismos de la Constitución que regía su unión con Serbia, y ahora en Lakua se emocionan con el rojo de la bandera kosovar.

La portavoz del Gobierno vasco, Miren Azkarate, consideró el domingo que Kosovo era un nuevo ejemplo de vigencia del derecho a la autodeterminación «plasmado en la legislación internacional», un modelo de conflicto resuelto de manera pacífica y mediante el diálogo. No ha dado ni una. Ni se ajusta al derecho internacional (véase al respecto el artículo de Luis Sanzo publicado en EL CORREO el pasado 10 de enero), ni a la independencia se ha llegado de forma pacífica (¿qué hacen todavía miles de soldados de la OTAN en la región?), ni como fruto del diálogo entre unas comunidades que viven separadas por alambradas de espino.

Tratándose de procesos de independencia, la complejidad de la realidad no parece importar mucho a nuestros nacionalistas. La propia ETA, en septiembre de 2001, consideraba que los kosovares estaban más cerca de su independencia porque habían conformado un «Estado paralelo». Sería un Estado Mayor y de la OTAN, en todo caso. El lehendakari, en su reciente conferencia de la Universidad de Stanford, afirmaba que el derecho de autodeterminación inspiró la declaración de independencia de EEUU, pero no dijo qué pasó cuando un grupo de Estados del sur intentó autodeterminarse del resto del país, ni cuántos cientos de miles de muertos costó impedirlo, porque una cosa es impulsar que Kosovo se separe de Serbia y otra permitir que Alabama se salga de la Unión.

A principios de los ochenta, dirigentes de ETA aseguraron a un político de la izquierda abertzale que el día en que España entrara en la OTAN ellos estarían acabados. Ni borrachos hubieran podido imaginar casi tres décadas más tarde que la única cobertura al separatismo de una región como Kosovo sería la que proporciona la aviación estadounidense y los tanques de la Alianza Atlántica, lo que explica que los kosovares sean los únicos musulmanes del mundo que sacan a la calle la bandera norteamericana sin quemarla.

Florencio Domínguez, EL CORREO, 19/2/2008

No hay comentarios: