lunes, febrero 18, 2008

Anarquía

Pura anarquía se titula el último libro de relatos de Woody Allen. Al margen del puro márketing, creo que acertaron con el título.

Se trata de un librito que recoge en sus escasas doscientas páginas 18 relatos en los que el genial Woody Allen no deja títere con cabeza, se mete con Kafka y con Mickey Mouse, los sastres y las guarderías infantiles.

Copio de “Así comió Zaratustra”. En síntesis: aparte de mis Crêpes Más allá del bien y del Mal, y del Aliño de Ensalada La Voluntad de Poder, entre las recetas verdaderamente extraordinarias que han cambiado el pensamiento occidental, la empanada de Hegel fue la primera que empleó sobras del día anterior con implicaciones políticas significativas. Las gambas salteadas con verduras de Spinoza pueden satisfacer el paladar tanto de ateos como de agnósticos, mientras que una receta poco conocida de Hobbes para costillas de cerdo adobadas a la barbacoa sigue siendo un enigma intelectual. Lo mejor de mi dieta, la Dieta de Nietzsche, es que, en cuanto se pierden unos kilos, ya no se vuelven a recuperar, lo que no ocurre si se sigue el “Tractatus sobre las féculas” de Kant.

Termina ese relato con estos dos aforismos: Desde el punto de vista epistemológico, hacer dietas es discutible. Si todo está sólo en mi cabeza, no sólo puedo pedir cualquier cosa en un restaurante, sino que también puedo exigir que el servicio sea impecable.

El hombre es el único ser capaz de no dejar propina al camarero.

Que lean con salud

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