Con ese uniforme destruyeron un autobús hoy en Górliz unos cuantos desconocidos para la policía. Dice la prensa que a las tres aprovecharon que estaba estacionado a la espera de iniciar el recorrido y le dieron candela.
Hasta ahí el pan nuestro de cada día y no tiene nada de noticia.
Si lo juntamos con que lo pudieron hacer movidos por lo mismo que inquieta a nuestro Lehendakari, la detención, a esta hora el ingreso ya en prisión incondicional para la mayoría, de los dirigentes entrantes y salientes de la “desaparecida” Batasuna, pues ya tiene otra gracia. Con qué ánimo irá la policía a reprimir actos vandálicos, cuando sus jefes políticos les dicen que no hay derecho a que pase lo que está pasando?
En fin, una vez más el país del revés. Le parece a nuestro viajero en la pampa que constituir la dirección de una organización ilegal y terrorista no es delito suficiente para ser detenido y llevado ante la justicia.
No en vano piensa el caballero que las leyes están por detrás de su propia voluntad, que si el quiere hacer una cosa, no pueden ser las leyes las que se lo impidan.
¡Cómo va a poder ser que no tenga razón el Mesías!
País
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