Menuda palabra. Para terminar de arreglarla los políticos le ponen a continuación fiscal.
La academia de la lengua no la conoce, pero debe ser algo así como romper la armonía, cosa siempre mala, pues para lo políticos lo igual, lo ordenado, lo que no levanta el dedo, suele ser objeto de su deseo.
Viene a cuento lo anterior a que nos han desarmonizado el paisito. Lo han hecho los del “cauce central”. Se han cargado la armonía del 28% del impuesto de sociedades.
Escribe Eduardo Uriarte en El País de hoy sobre esto y otros temas interesantes. Respecto de la armonía del impuesto dice lo siguiente:
Guipúzcoa decide aprobar un tipo del Impuesto de Sociedades, diferenciándolo del de los otros territorios vascos, que a su vez es diferente del de régimen común, y provoca la reacción de su empresariado por ser dos puntos más alto que el de Álava y Vizcaya. De seguir así es posible que, mucho antes que el referéndum de Ibarrretxe nos saque de España, y de paso de Europa, sea la mismísima UE, hartita de nuestras excentricidades, la que nos eche.
Pues lo dicho, nuestros políticos a innovar que es lo suyo. Para hacer valer los intereses generales ya están otros. Habrá otro recurso y otra sentencia que no se cumpla, y se volverá a armonizar lo inarmónico.
País
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