miércoles, septiembre 12, 2007

Imaz


Ha decidido arrojar la toalla. Ha perdido su apuesta imposible por la moderación frente a los radicales.

Lo dice en su testamento provisional: un partido no puede llevar adelante una modernización necesaria en un contexto de competición por el discurso.

Ahí está el centro de la cosa. El discurso, Imaz, lo tenía perdido frente a los que prometen más. Se apuntó al discurso que, durante los ciento y pocos años de historia, ha perdido siempre en el PNV aunque ganara en las instituciones ya desde los primeros concejales bilbaínos de 1898 con la excepción de Garaikoetxea y ahora Ibarretxe.

En ese mundo bicéfalo del PNV, con una cabeza en el partido, la que se supone ideológica, y otra en las instituciones que se quiso pragmática, deja de funcionar automáticamente cuando se cambian los papeles. Cosa que sucede siempre en casos de falta de apoyos o de liderazgo. Imaz perdió la partida en los dos campos.

En otras circunstancias históricas, situaciones similares, han llevado a abandonos e incluso a escisiones. No parece ser el caso, pero sin duda su abandono contribuirá a que se unifique el discurso en el PNV, que se haga más lo que se dice, lo que en sí mismo no me parece malo.

Siempre que se clarifiquen los discursos, que se les entienda a los partidos lo que quieren, no que se dediquen a engañar a la gente con promesas, no ya imposibles, sino indeseadas por quien las formula, acercará la realidad de la representación institucional, a lo que piensa la gente, y es posible que sean menos de los que cuentan los que están por una homologación con Puerto Rico.

La pena del asunto es que en el proceso de clasificar a los unos y a los otros se generarán desgarros y pérdidas, mas dice el refrán que es mejor ponerse una vez rojo que ciento colorado.

Concluyendo, si esto sirve para que el PNV se saque la máscara de un partido de centro y de orden, que lleva sin serlo, al menos, los diez últimos años, para pasarse al otro extremo del recorrido de su clásico péndulo, pues bienvenido sea, aunque el Sr. Rajoy opine que “es malo para España” y el Sr. Rodríguez Zapatero nos diga que le ha causado “perplejidad” y que espera que no se cumpla lo de Rajoy.

Puede ser también que Imaz intente lo mismo que Felipe González mayo de 1979, pero ya debía de saber que le puede pasar igual que a Carrillo.


Salud

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