lunes, septiembre 10, 2007

¿El mundo es de derechas?

Raffaele Simone, es catedrático de lingüística y autor entre otros de “La tercera fase” un libro crítico con la influencia de los modernos medios de comunicación e internet sobre la literatura y el conocimiento en general.

En este caso escribe sobre la izquierda un ensayo que publicó Claves de razón práctica en su número correspondiente a Julio y Agosto. Se trata de un ensayo en cuyas doce páginas apretadas repasa los logros de la izquierda en lo que llama mundo occidental.

Se pregunta por el mundo que dejaremos a nuestros hijos y nietos y constata que la izquierda ha agotado un siglo y medio de vida “sin conseguir resultados profundos y permanentes en la mentalidad general”.

Enumera las grandes ideas de izquierda que no llegaron a realizarse ni permanecen en el imaginario colectivo como son que no se ha logrado una elevación del nivel medio de instrucción y de cultura, ni la plena igualdad entre hombre y mujer, ni una tendencia a apoyar a los más débiles con medidas de solidaridad, ni una actitud de respeto por el medio ambiente y la naturaleza, ni la difusión generalizada de una mínima mentalidad racional y laica. No..., no..., no... La lista de los propósitos que no se han llevado a la práctica es mucho más larga que la de los resultados conseguidos.

Nos dice que ese fracaso se ha debido a la forma comunista, y no es casualidad que se huya clandestinamente sólo de países comunistas.

Describe las formas modernas de ocultamiento de esa realidad (el miedo al comunismo o a la izquierda) metamorfoseándose en movimientos o coaliciones amplias.

Finalmente, la clase dirigente de la izquierda ha adquirido rápidamente una actitud (en Italia ha sido llamada irónicamente “buenismo”) de sonriente aceptación de todo lo que ocurre, de rendición ante las cosas como son o como viene, sobre todo por lo que a los procesos o fenómenos sociales se refiere.

Analiza lo que llama neoderecha que no coincide con la derecha dura, más bien es una especie de aceptación voluntaria de los “bienes” de la globalización. La define como la plutocracia de Arístóteles o la “aristocracia financiera” de la que habla Marx , pero alejada de cualquier control del poder político.

Relata la disolución de la clase general sumida en una época derrochadora, consumista y librecambista a ultranza.

Un elemento esencial para analizar el choque cultural es lo que denomina “el monstruo benévolo” que ocupa el lugar del soberano en el análisis de Tocqueville en “De la Democracia en América”. El nuevo despotismo degradará a los hombres sin atromentarlos es decir que será un Monstruo Benévolo. He aquí sus efectos según escribía el sabio francés entre los años 1835-1840:

Veo una muchedumbre innumerable de hombres parecidos e iguales que dan vueltas sin tregua sobre sí mismos para conseguir pequeños placeres vulgares, con los que saciar su alma. Cada uno de ellos, tomado aparte, es como un extraño al destino de todos los demás: sus hijos y sus amigos forman para él toda la especie humana; en cuanto al resto de sus conciudadanos, los tiene al lado pero no los ve; los toca pero no los siente; no existe más que en sí mismo y para sí mismo.....

Se extiende luego describiendo el amor por el tiempo libre y el ocio, la falta de solidaridad y el egoísmo, la realidad vivida como ficción para finalizar describiendo por qué el mundo es de derechas en base a la “naturalidad” de la derecha que se basa en unos postulados formulados vulgarmente como: estos es mío y nadie me lo toca; yo soy el primero tú no eres nadie; yo hago lo que me da la gana; tú ocúpate de tus asuntos; aprovéchate tú también si puedes.

Se trata de formulaciones “innatas, naturales, espontáneas”. Frente a ellas las formulaciones de izquierdas son artificiales, es decir son construcciones abstractas, laboriosas y lábiles, logradas a base de distanciarse esforzadamente del punto de partida natural, e incluso a base de negarlo o rechazarlo.

Cita a Ortega y Gasset en la formulación que hace de la democracia liberal que pondera como algo muy difícil de conseguir por la especie humana Es un ejercicio demasiado difícil y complicado para que se consolide en la tierra y termina con el siguiente párrafo

Teniendo en cuenta esta situación, los partidos de la izquierda, conscientes de lo terrible del horizonte planetario que la globalización nos ha traído, deberían sentirse obligados a buscar sin descanso nuevos contenidos a la altura de los tiempos, capaces de llenar el envoltorio casi vacío en el que todavía pone “Izquierda” y, por añadidura, obligados a definir buenos motivos para ser de izquierdas (y seguir siéndolo)

Salud

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