Como el título me salió peliculero, no puedo más que empezar con otra película. El Verdugo de Berlanga nos narraba las peripecias de una pareja para hacerse también con un piso además de con un medio de vida. La película fue más que una comedia y se convirtió en un prematuro (año 1963 en la España franquista) alegato contra la pena de muerte.
No es para morirse aún, pero conseguir un piso cuesta ahora más de media vida. Dicen que la BBK da préstamos a 50 años a los que tienen ya 30 cumplidos.
El gobierno andaluz acaba de hacer público un proyecto de ley por la que a todos los ciudadanos que ganen menos de 5 veces el salario mínimo se le garantiza una vivienda en compra o en alquiler que no les cueste más del 33% de sus ingresos, el 25% si es en alquiler, sean estos los que sean.
Según cuenta El País parece ser que el proyecto ha sido pactado con los “agentes sociales” incluidos los promotores y constructores y hay un agente exótico como la secretaría de la vivienda de la Generalitat de Cataluña. ¿Habrá ido a aprender o a vender consejos que para ella no tiene?
Aquí, en el paisito, seguimos con la lotería, pero eso sí, mirándonos más y más el ombligo. Se fue el gran valedor de la diosa fortuna, pero esto sigue igual.
Se llenarán polideportivos de jóvenes agradecidos que volverán a verse en el siguiente sorteo cuando pase un año o más, a no ser que, para entonces hayan hipotecado a sus padres y estén reformando uno de segunda mano de los de las flechas o la espiga de los años 60 o primeros 70 comprado en supernegro alma de especulador.
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