El Movimiento

Nos ilustra Ricardo Ibarra sobre lo que es la política, la define como “el debate”. No hace mucho todo se reducía al diálogo, ahora vamos afinando más. Viene la entradilla a cuento de que el mismo día, Kepa Aulestia, bien conocido por Ricardo en etapas anteriores, titula en El Correo su artículo “Partido y movimiento”, y reproduce la definición como tal que aparece en la famosa ponencia de adición.

Insiste Kepa en lo ya conocido, que en un movimiento no se discute la política a seguir, esta discurre por circuitos más inerciales y ágrafos. Quien se hace con la administración del partido no se asegura la orientación política del movimiento.

Hay una frase en el artículo de Kepa Aulestia que es la clave de arco que sostiene el tinglado del partido y el movimiento. Es la identificación del movimiento con la comunidad, en fin, como buen movimiento comunitarista, un auténtico totalitarismo tal cual nos lo describe sabiamente Hannah Arendt en Los orígenes del totalitarismo.

Ese continuo abuso de Pueblo, con mayúsculas, no refiriéndose a los pobladores, sino a una masa mítica portadora de derechos ancestrales heredados desde “antes de” el origen de los tiempos.

Dice Kepa: Pero lo que caracteriza al movimiento llamado PNV es que sus integrantes continúan viéndose a sí mismos como representantes de una comunidad entre cuyos integrantes el partido llamado PNV contaría con un fondo de reserva social pero también fáctico: la izquierda abertzale en todas sus variantes.

Es éste último dato lo que definitivamente sitúa la política jeltzale fuera de las atribuciones gestoras de los órganos de gobierno del partido.

Ha y quien opina, como José Antonio Pastor, que el PNV entrará en una fase de moderación con la elección de Urkullu, pero a este dirigente socialista ya le dijo Pepe Blanco que “hay mucha gente que no sabe de lo que habla”

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