Dada la fiabilidad de las declaraciones del JELIFALTE (de jel) Urkullu en las que nos dice que no habrá consulta si el Tribunal Constitucional la prohíbe, ni tampoco si el parlamento no la aprueba, parece claro que habrá consulta.
Lo único que está en su mano es hacer que el gobierno no la convoque, y en eso se calla.
Cómo es posible que un dirigente y máximo jelifalte nacionalista sea capaz de salir ante la prensa a decir que, si el supremo intérprete de la legalidad constitucional, entiende que no se puede llevar a cabo esa consulta, acatará la decisión.
En el paisito estamos tan acostumbrados a las barbaridades democráticas que somos capaces de hacer un titular de lo obvio.
Señor jelifalte y demás nacionalistas: si el tribunal prohíbe una cosa, ya no se puede hacer. Antes de la sentencia se puede renunciar, después sólo cumplirla.
Respecto a que el gobierno tampoco desobedecerá al parlamento renuncio a explicarlo más.
Nos tiene por imbéciles y a fe que lo somos por haberles mantenido a ellos en el poder.
Estamos gobernados por una cuadrilla que, desde el primer año de la universidad, han vivido colocados a cuenta de los presupuestos públicos y ya rondan todos los cincuenta.
Son capaces de explicarnos que su generosidad llega a renunciar al incumplimiento de las leyes, una vez que los tribunales se le ordenen o que el órgano legislativo les desautorice.
Necesitan, urgentemente, al menos quince años en la oposición para que sepan lo que es jubilarse sin la cesantía.
País
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