Cuando estaba pensando una respuesta al amigo Rogelio Rodríguez, me encuentro con la noticia de que los biempagados jugadores del Athletic se niegan a jugar en navidad con Euskadi.
Rogelio me decía en mi post que no era partidario de usar el término aranista Euskadi (Euzkadi decía el racista Savino) y que prefería país vasco o incluso Euskal Herría.
Tienen documentado Jon Juaristi y otros filólogos, que la terminación di viene a significar campo de o plantación de. Como sufijo de Euzko se debiera traducir por plantación de Euzkos, y no entra en lo que pueda significar el neologismo Euzko.
En los albores de la democracia, hace ya unos 30 años, el PNV renunció a la Z (no debiera extrañarle tanto que se esté popularizando el término naZionalista) y pasó a usar Euskadi como término que designa a las tres provincias constituidas en Comunidad Autónoma.
Los revirados, los nacionalistas que son más nacionalistas que los propios inventores del nacionalismo, no admiten semejante cesión y hablan siempre de Eukal Herría, término que, literalmente, sería país del euskera, y dejaría fuera del mapa del paisito anhelado a buena parte de Vizcaya y casi Álava entera, pero como se trata de inventar, vale todo, tampoco es cosa de andar poniendo límites.
Es bien sabido que las palabras significan lo que quiere el que manda, y ya nos dijo nuestro señor Zapatero, el presidente del gobiernodespaña, que las palabras han de estar el servicio de la política y no al revés.
Hace un año, con el PNV en plena celebración del avance soberanista, podían asumir el coste político de llamar a la selección como querían los radicales bien implantados entre la nómina de jugadores del paisito. Ahora, con las elecciones a la vuelta de la esquina, en pleno desmontaje de la política alocada del gobierno vasco y para tratar de salvar la nómina de tanto colocado, han decidido volver a los orígenes y convocar partido de la selección de Euskadi contra Irán.
Si se dejaran de una vez de hacer juegos florales, y se decidieran a jugar la liga vasca y crear la federación vasca, y tener la selección vasca, en lugar de apuntarse a lo uno y a su contrario tan típico de los aprovechados nacionalistas, pues estarían ahora esos jugadores trabajando de peones y nos libraríamos de polémicas absurdas.
Uno, ya escarmentado de muchos años, prefiere llamarle vasconia. Puedo llegar hasta Vascongadas si anulamos el estatuto de autonomía, pero de ahí no paso.
País
Rogelio me decía en mi post que no era partidario de usar el término aranista Euskadi (Euzkadi decía el racista Savino) y que prefería país vasco o incluso Euskal Herría.
Tienen documentado Jon Juaristi y otros filólogos, que la terminación di viene a significar campo de o plantación de. Como sufijo de Euzko se debiera traducir por plantación de Euzkos, y no entra en lo que pueda significar el neologismo Euzko.
En los albores de la democracia, hace ya unos 30 años, el PNV renunció a la Z (no debiera extrañarle tanto que se esté popularizando el término naZionalista) y pasó a usar Euskadi como término que designa a las tres provincias constituidas en Comunidad Autónoma.
Los revirados, los nacionalistas que son más nacionalistas que los propios inventores del nacionalismo, no admiten semejante cesión y hablan siempre de Eukal Herría, término que, literalmente, sería país del euskera, y dejaría fuera del mapa del paisito anhelado a buena parte de Vizcaya y casi Álava entera, pero como se trata de inventar, vale todo, tampoco es cosa de andar poniendo límites.
Es bien sabido que las palabras significan lo que quiere el que manda, y ya nos dijo nuestro señor Zapatero, el presidente del gobiernodespaña, que las palabras han de estar el servicio de la política y no al revés.
Hace un año, con el PNV en plena celebración del avance soberanista, podían asumir el coste político de llamar a la selección como querían los radicales bien implantados entre la nómina de jugadores del paisito. Ahora, con las elecciones a la vuelta de la esquina, en pleno desmontaje de la política alocada del gobierno vasco y para tratar de salvar la nómina de tanto colocado, han decidido volver a los orígenes y convocar partido de la selección de Euskadi contra Irán.
Si se dejaran de una vez de hacer juegos florales, y se decidieran a jugar la liga vasca y crear la federación vasca, y tener la selección vasca, en lugar de apuntarse a lo uno y a su contrario tan típico de los aprovechados nacionalistas, pues estarían ahora esos jugadores trabajando de peones y nos libraríamos de polémicas absurdas.
Uno, ya escarmentado de muchos años, prefiere llamarle vasconia. Puedo llegar hasta Vascongadas si anulamos el estatuto de autonomía, pero de ahí no paso.
País
2 comentarios:
Encantado de haberle inspirado parte del artículo, Don Rubín.
Lo ha precisado todo de tal manera que poco me restaría añadir. Tan sólo una nota autobiográfica. A los dos años de llegar al País Vasco (mis padres y hermano todavía viven en esa amada tierra) un vendedor de enciclopedias nos vendio,...¡sí, lo está adivinando! un diccionario de Euskara, con la excusa de que "los niños lo necesitarían" y alguna monserga adicional. (Mis padres cayeron, obviamente)... ¿Sabe usted quién era el coordinador de la obra -en cuatro volúmenes, no se crea usted-? ¡Claro, lo ha vuelto a adivinar! El inefable José Luis Álvarez Emparantza, otrora conocido como Txillardegi. Pues bien, amigo Rubín, la explicación de este tipo del término Euskal Herria, de cómo debe imponerse "positivamente" la "lengua de los vascos", y alguna que otra falacia perforante no tiene desperdicio. A mí, el tono tronado del prefacio (de Txillardegi, repito) me recordaba al de un artículo que, como antología humorística guardaba mi padre: el editorial de El Alcázar tras la legalización del PCE. (Desde luego, si nos lo tomamoa a broma, el texto era antológico, vamos...) Sí, aunque yo era un crío de 12 añitos, notaba una profunda conexión de estilo entre el iluminado Txillardegi y el editorial referido. De veras.
Un placer leerle, amigo mío.
Pues para tronado, lo que se dice tronado, el ínclito Telesforo Monzón.
Hace pocos meses cayó en mis manos un libro recopilatorio de sus artículos en prensa, y me produjo el mismo efecto que Raphael cantando : divertido, de lo puro patético. Me lo pasé bien. Me reí.
Saludos cordiales a ambos.
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