martes, noviembre 25, 2008

La sombra

En un gran artículo publicado originalmente en El Mundo y que recojo aquí de la Fundación para la Libertad, Joseba Arregi escribe sobre la deriva del PNV desde Lizarra.

Se trata de un muy buen artículo en el que cuenta la verdadera realidad del nacionalismo; siempre se creyó con derecho de pernada, podía hacer lo que quisiera y le salía gratis siempre. Desde Lizarra no le está saliendo gratis en votos, y puede que al no ser capaz de romper con esa sombra, al no haber reordenado su programa desde la fundación en el siglo XIX, le pase finalmente una cara factura.

Todos los partidos políticos, o se han fundado en el último cuarto del siglo pasado o han transformado radicalmente sus postulados decimonónicos o del primer cuarto del siglo XX, durante la transición que trajo el cambio de régimen, y que supuso en España cerrar dignamente un siglo que se nos pasó en guerras y dictaduras.

El PNV es el único que tiene pendiente su Bad Godesberg. Se lo debe al país y nos lo debe a los ciudadanos que lo sufrimos, y sólo lo hará si votamos muchos y lo situamos donde le corresponde después de tantos años.

Finaliza su artículo Joseba Arregi con el párrafo siguiente, no es quizá el mejor párrafo del mismo, pero resume bien una idea que debemos mantener viva en la memoria y reclamársela a todos los que se presenten a las elecciones.

Ya no es cuestión de moderación para el Partido Nacionalista Vasco. Lo que necesita es una superación del mensaje sabiniano. Mal harían algunos gobernantes y algunos partidos si se conformaran simplemente con el PNV de siempre, pero con un talante más pragmático. Euskadi y España como Estado de derecho necesitan un PNV que reforme profundamente sus planteamientos. Lo exige la democracia, lo exige el pluralismo y la complejidad de la sociedad vasca. Lo exige la memoria de las víctimas asesinadas, que lo fueron por un proyecto como el pretendido por el PNV en la unidad de acción con todos los demás nacionalistas, incluida la ETA en tregua, en Estella/Lizarra.

Quizá por la fecha de redacción del artículo, o tal vez porque no le concede la importancia que para mi tiene, no se refiere Joseba Arregi a ese Lizarra bis que con el nombre de mesa de Malzaga andan reeditando algunos nacionalistas y a la que se abrazará Ibarretxe para salvar los muebles de diez años de futuro ilusionante, gastados en desestructuración del país y en división ciudadana.

Para quien le guste profundizar en el tema, le enlazo un artículo de Florencio Lasarte; Lizarra ahora es Maltzaga.

Salud

3 comentarios:

J. Rogelio Rodríguez dijo...

Las voces inteligentes Don Rubín no siempre tienen el la difusión que merecen (y que merecenos los ciudadanos).

Hace mucho tiempo que sigo con interés las aportaciones a la convivecia y al desarrollo de la ciudadanía que supone el pensamiento político de Joseba Arregi. Creo que fue el primer político nacionalista vasco que me impresionó, por su formación, discurso y aportaciones intelectuales.
Sus artículos, su obra "La nación vasca posible" es un ejercicio de sabiduría política y razonable pargmatismo. Pero, sin duda, lo que más valoro en Arregi es su conciencia crítica, sobre todo cuando esta conciencia le ha generado un voluntario alejamiento de sus posiciones "de toda la vida".
He escuchado algún extracto del artículo referido esta mañana en la radio... ya ve usted qué casualidad.

Un abrazo.

García Francés dijo...

D. Rubin, se lo cuento aquí, en la intimidad. Yo tampoco entiendo un carajo de cantos pero el chaval es majo y está empezando...

Saludos,amigo.

Rubín de Cendoya dijo...

Rogelio, los “de Bilbao” tenemos la suerte de gozar de la presencia de Joseba Arregi habitualmente, ya sabrás que preside una asociación, Aldaketa, integrada por otros muchos notables entre los que yo destaco a Carlos Trevilla (ex de la UGT de Euskadi), Andoni Unzalu y el catedrático Javier Corcuera.

Desde hace más de cinco años creo que no me he perdido ninguna conferencia suya, me tiene alucinado la claridad de exposición de que hace gala y especialmente el discurso que está desarrollando, desde hace unos años, sobre la ilegitimidad del nacionalismo “institucional” si no renuncia, no ya a los medios, sino a los fines que comparte con los nacionalistas asesinos y la imprescindible inutilidad de las víctimas para eta.

García Francés, espero con fruición esa novela que anuncia.

Saludos