Ayer nos sorprendieron los asambleistas de la Kutxa diciendo no a todo lo guisado y cocinado por las cúpulas políticas nacionalistas.
Ya se habían repartido los puestos a la espera de que no le fuera bien en las elecciones, y resulta que ahora les toca esperar.
Andan los nacionalistas, según las primeras reacciones, buscando culpables fuera, cuando es muy probable que los tengan en la propia casa.
Es la tercera vez que el PNV intenta una fusión de las cajas, otra vez le sale mal. Se piensan tan dueños del país que se arrogan las decisiones que nos corresponden a todos.
Marco Gardoqui lo cuenta hoy en El Correo, sostiene que la decisión de fusionar las dos cajas, por mucho que quieren justificarlo técnica o económicamente, es una simple y cruda decisión política, y como tal se gestionó, por lo que, consecuentemente, el fracaso también debe ser un fracaso político nacionalista, que muestra la incapacidad para liderar una sociedad que es más grande y más plural que el paisito que nos andan construyendo los nacionalistas.
No se pierdan las declaraciones de los presidentes de las cajas, diciéndonos ahora que seguirán trabajando cada uno por la suya, cuando antes se dedicaron sólo a hacer política al dictado del PNV.
Aquí no sólo no dimite nadie, sino que son capaces de echarle la culpa a los votantes por no reconocer su abnegada dedicación. El que ahora nos vengan diciendo que se repita la votación pero a mano alzada, sólo da idea de lo que creen esos dirigentes nacionalistas en la democracia y en la libertad de las personas.
País
Ya se habían repartido los puestos a la espera de que no le fuera bien en las elecciones, y resulta que ahora les toca esperar.
Andan los nacionalistas, según las primeras reacciones, buscando culpables fuera, cuando es muy probable que los tengan en la propia casa.
Es la tercera vez que el PNV intenta una fusión de las cajas, otra vez le sale mal. Se piensan tan dueños del país que se arrogan las decisiones que nos corresponden a todos.
Marco Gardoqui lo cuenta hoy en El Correo, sostiene que la decisión de fusionar las dos cajas, por mucho que quieren justificarlo técnica o económicamente, es una simple y cruda decisión política, y como tal se gestionó, por lo que, consecuentemente, el fracaso también debe ser un fracaso político nacionalista, que muestra la incapacidad para liderar una sociedad que es más grande y más plural que el paisito que nos andan construyendo los nacionalistas.
No se pierdan las declaraciones de los presidentes de las cajas, diciéndonos ahora que seguirán trabajando cada uno por la suya, cuando antes se dedicaron sólo a hacer política al dictado del PNV.
Aquí no sólo no dimite nadie, sino que son capaces de echarle la culpa a los votantes por no reconocer su abnegada dedicación. El que ahora nos vengan diciendo que se repita la votación pero a mano alzada, sólo da idea de lo que creen esos dirigentes nacionalistas en la democracia y en la libertad de las personas.
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