jueves, noviembre 27, 2008

El Cervantes


A Juan Marsé le dieron merecidísimamente el premio Cervantes.

Desde este rincón quiero unirme a tantos que le glosarán más acertadamente, pero con el título de ser lector incondicional de Juan Marsé.

En mi pequeña biblioteca figuran ocho obras suyas y si sumo las dos que leí prestadas me faltan tres de sus libros.

Fiando a la memoria y descontando las Ultimas tardes con Teresa, de obligado reconocimiento, me quedo con Ronda del Guinardó, Si te dicen que caí, y Rabos de lagartija.

En su última novela Canciones de amor en lolitas club, se aleja de su escenario mágico de El Rabal, Gracia, y toda la zona alta de la Barcelona de posguerra, con sus chabolas, sus casas baratas, sus bares de barrio y aquellos cines de sesión continua con obreras del sexo manual, para acercarse, a mi modo de ver con inmenso acierto, a la novela negra.

Juan Marsé es un independiente nada independentista y así le ha ido con el magma nacionalista que penetró Barcelona hace ya tanto tiempo. Le imagino riéndose ahora cuando todos correrán a hacerse la foto con el premiado.

Dice el amigo Rogelio, a propósito de otro barcelonés premiado, que cuando le dan un premio a nuestro autor preferido nos lo dan también un poco a nosotros los lectores. En este caso yo estoy tan exultante como si me hubiera tocado la lotería, pues al Cervantes no aspiro.

Léanlo.

2 comentarios:

Monsieur de Sans-Foy dijo...

Enhorabuena a don Juan Marsé (y a Vd., por lo que le toca)
Es una pena que, en nuestra tierra, los adolescentes no leerán sus obras en colegios e institutos, porque todavía no se han traducido al euskera...
Quizá el Gobierno lo financie ¿No?
Pais.

Anónimo dijo...

Muchas gracias por la paráfrasis y, por supuesto, por tu fenomenal artículo.

Un saludo - J. Rogelio Rodríguez.