wall street y los monos
Una vez llegó al pueblo un señor, bien vestido, se instaló en el único hotel
que había, y puso un aviso en la única página del periódico local, que está
dispuesto a comprar cada mono que le traigan por $10.
Los campesinos, que sabían que el bosque estaba lleno de monos, salieron
corriendo a cazar monos.
El hombre compró, como había prometido en el aviso, los cientos de monos que
le trajeron a $10 cada uno sin chistar.
Pero, como ya quedaban muy pocos monos en el bosque, y era difícil cazarlos,
los campesinos perdieron interés, entonces el hombre ofreció $20 por cada
mono, y los campesinos corrieron otra vez al bosque.
Nuevamente, fueron mermando los monos, y el hombre elevó la oferta a $25, y
los campesinos volvieron al bosque, cazando los pocos monos que quedaban,
hasta que ya era casi imposible encontrar uno.
Llegado a este punto, el hombre ofreció $50 por cada mono, pero, como tenia
negocios que atender en la ciudad, dejaría a cargo de su ayudante el negocio
de la compra de monos..
Una vez que viajó el hombre a la ciudad, su ayudante se dirigió a los
campesinos diciéndoles:
fíjense en esta jaula llena de miles de monos que mi jefe compró para su
colección.
Yo les ofrezco venderles a ustedes los monos por $35, y cuando el jefe
regrese de la ciudad, se los venden por $50 cada uno.
Los campesinos juntaron todos sus ahorros y compraron los miles de monos que
había en la gran jaula, y esperaron el regreso del 'jefe'. Desde ese día, no
volvieron a ver ni al ayudante ni al jefe. Lo único que vieron fue la jaula
llena de monos que compraron con sus ahorros de toda la vida.
Ahora tienen ustedes una noción bien clara de cómo funciona el Mercado de
Valores y
La violenta espuma
-
Daisy Zamora
*La violenta espuma*
Visor, 2017
*Perdón por no habernos quedado*
*donde nos obligaban la tradición*
*y el buen gusto.*
*Por atrevernos a s...
Hace 4 horas
2 comentarios:
"El Apoita", mi profesor de Fiscal, lo explicaba de la siguiente manera:
Un señor le vendió a otro una lata de sardinas por cien. El comprador, cuco él, la revendió a un tercero por ciento cincuenta, y así la lata fue dando vueltas hasta que, el señor que la compró en doce mil, abrió la lata, y exclamó:
-¡Pero si están podridas!
-¡Claro, gilipollas! -Le respondieron los demás-
¡Es que no son para comer, son para vender!
Que viene a ser más o menos lo mismo que el caso de los monos.
Felicidades por su blog, y ya sabe Vd. que puede aludir, citar o fusilar directamente el contenido de mis Zapaterías, sin el menor asomo de pudor. Estamos entre colegas.
Un abrazo
¡Superior comparación, don Rubin!Le felicito.
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