Publica El Correo una crónica en la que da cuenta de la situación tras la esperada sentencia del Tribunal Constitucional.
La entradilla de la información nos anuncia que el PNV junto con “asesores externos” han hecho que nuestro salvador, nuestro guía y estandarte, en fin, el Mesías Juan Josué Ibarretxe desista de auto denunciarse en Bruselas.
Seguramente en dos días volverá a desmentir al PNV y se plantará ante el tribunal. Hay suficientes precedentes para creerlo así, y además no están precisamente los jeltzales para dar ese tipo de consejos tras personarse ellos mismos en la sede del Tribunal Constitucional sin que tuvieran en ello arte ni parte.
Diez años de Ibarretxe que solo sirvieron para cabrear a una gran parte de la ciudadanía y darle alas al terrorismo que llegó a apoyarle en una investidura y en cuantas aventuras parlamentarias nos embarcó.
Tendría gracia que finalmente Ibarretxe nos mande a los vascos ir en procesión reivindicativa ante el Tribunal de Derechos Humanos y él se quede en casita porque “le da la risa” o le teme a un ridículo descomunal cuando ya no pueda argumentar que el susodicho tribunal le tiene manía o “es político” por no atender sus sinrazones.
Ibarretxe dimisión
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