martes, diciembre 09, 2008

Fiestas de guardar

Durante este puente de la inmaculada, la constitución pilló en sábado y me libro de llamarle con su nombre, he mantenido una pequeña discusión con un blogero insigne.

Mantiene la tesis de celebrar los mismos días festivos, pero cada uno cosas distintas y se permite elaborar un listado de efemérides a cada cual más pintoresca, pues pasa de dedicarle dos días a la constitución elaborada por unos señores liberales en Cádiz hasta la celebración, el viernes santo, de la legalización del partido comunista.

En fin, una boutade alegre que me llevó a discrepar con su propuesta.

Esta falsa laicidaZ que nos asola, principalmente a causa de la crisis y el paro, pues nadie se hubiera preocupado de ella de haberse cumplido el pleno empleo prometido, está además repleta de trampas.

Nos mete el gobiernodespaña en la cristofobia al mismo tiempo que alaba la multiculturalidaZ.

No hay lo que debiera haber para proponer la abolición de las fiestas “de guardar”.

A nadie debiera molestar que en el BOE o el BOPV o donde corresponda en cada paisito, se publicaran las fiestas anuales fijadas con el criterio del gobierno de turno, lo que pasa es que para eso hay que estar dispuesto a mantenerle el pulso a los devotos de la inmaculada concepción.

Es mucho más sencillo, y da para más editoriales laudatorios, regatearle una placa a una monjita en la casa que le expropiaron y hacerlo en el santo nombre de un inexistente e ininteligible estado laico, que coger el toro por los cuernos e implantar un calendario con las fiestas dislocadas.

A qué cosas se dedica nuestra gauche divine, mientras los mortales capeamos la crisis malamente.

País

1 comentario:

J. Rogelio Rodríguez dijo...

Son simplee maniobras de distracción (o McGuffins, según el maestro Hitchcok).
La demagogia del gobiernodespaña sobre estos temas resulta a estas alturas muy cansina. Y, además, hay que recordar que el mayor enemigo del debate serio sobre laicismo, separación Iglesia-Estado y otros temas colaterales es precisamente este anticlericalismo cutre de los amantes de la beatería agnóstica, tan bien subvencionados por nuestro Gobierno.

Un abrazo.