A estas alturas no se conoce aún si la reescritura de la hoja de ruta de Ibarretxe será lo uno o lo otro, pero parece claro que, rodeando o atajando, se propone llegar al mismo sitio.
Cuando el presidente del gobierno vasco le escribe a Rodríguez Zapatero que no esta dispuesto a que “la falta de encuentros aborte la posibilidad de plantear caminos de solución”, está partiendo de un a priori falso. Sólo el PNV con Ibarretxe a la cabeza, se situó en una posición semejante a la de Lizarra, en la que piensa que basta con decir quiero esto para que los demás se lo den o, por lo menos, cedan en la mitad.
Los demócratas debemos hacerle saber a estos aprendices de totalitarios que los vascos no queremos eso, que los vascos somos cumplidores de la palabra y de las leyes, y que cuando el PNV cumpla y respete las leyes, se podrá hablar de lo que se quiera, pero desde luego cumpliendo la ley en su integridad.
No es el momento de atender a las urgencias nacionalistas sobrevenidas por un calendario alucinado, fijado por ellos mismos. No es problema de los ciudadanos si el PNV se encuentra con que no puede convocar el referéndum ni puede (si no quiere irse directamente a la oposición) convocar elecciones anticipadas en este momento.
Esperemos que el presidente del “gobierno de España” como le gusta denominarse, entienda la urgente necesidad de que los nacionalistas entren en la senda de la razón y se dejen de ensoñaciones y sentimentalismos premodernos.
Lo tiene muy bien escrito Montesquieu, la libertad consiste en hacer lo que las leyes permiten
Salud
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