Se ha publicado el nº 35 de Cuadernos de Alzate (Revista vasca de la cultura y las ideas) Son 35 números que, a dos por año, nos remontan a finales de los años 80, lo que da una idea de la fe de sus impulsores, puesto que negocio editorial no lo es.
En este número, entre otros muchos artículos interesantes y presentación de libros, bajo el epígrafe de DEMOCRACIA Y NACIONALISMO, escriben sendos artículos o mini ensayos Virgilio Zapatero, J.M. Ruiz Soroa y Manuel Montero. Es precisamente Manuel Montero quien, bajo el título de El “nacionalismo vasco moderado” y la violencia terrorista 1976-2006, repasa, basándose en escritos del PNV a lo largo de los últimos 30 años sus posturas frente al terrorismo de ETA.
Una vez leídas las más de 20 páginas que ocupa, se destaca que el PNV siempre le llamó violencia o “lucha armada” y casi nunca escribió en sus comunicados terrorismo, y por su puesto nunca ha sido vasca o vasco. En la inmensa mayoría de los documentos se critica esa violencia, pero siempre bajo el punto de vista de su inutilidad para el gran fin de la construcción de la patria. Hasta bien entrada la década de los 90, se destaca siempre la presencia de otra violencia, digamos institucional, que se sigue desde la reforma foral de 1839, de ahí la eterna coletilla del “venga de donde venga”, siendo, como es, que siempre viene del mismo sitio.
Copio un párrafo, de Manuel Montero:
No se deduzca de lo anterior que se sostiene que el PNV apoya o propicia el terrorismo. Ningún dato de la documentación comentada lo avalaría. Como queda dicho, la condena en términos éticos a la violencia no suele faltar en sus manifiestos claves. Con todo, una política que no tiene empacho en recurrir a la subsistencia del terrorismo como explicación de proyectos e iniciativas políticas provoca desconcierto e invita a cuestionar la hondura de las proclamas éticas y la imagen que suele proyectar el PNV de sí mismo como partido, presentándose como un ámbito imbuido de algún tipo de trasfondo moral. Con frecuencia este nacionalismo moderado suele presentarse como un movimiento equidistante entre dos extremos, el terrorismo que perjudica a la causa vasca y las fuerzas políticas españolas que se oponen a la construcción nacional. Resulta un sentimiento de equidistancia probablemente sincero, pero de difícil comprensión fuera de su lógica interna, toda vez que se separa conscientemente de los demócratas no nacionalistas, los que sufren directamente el acoso del terror y con los que cabría pensar compartiría el afán por la convivencia, el pluralismo y la tolerancia. En último término, la contradicción se resuelve por la vía de la proximidad a quienes sí forman parte de la comunidad nacional, pese a la práctica del terrorismo. “Es doloroso ver cómo una y otra vez el nacionalismo español utiliza a ETA contra el nacionalismo vasco –confiesa el PNV en su ponencia política de 1995- O el ver cómo sectores cada ves más amplios de nuestra sociedad y de la sociedad española identifican lo nacionalista y hasta lo vasco con la bomba ciega o el tiro en la nuca, y el rechazo a lo vasco, incluido el euskera, que provocan en muchos”, para concluir en la siguiente reflexión: “Pero son vascos y están entre nosotros, aunque no compartamos sus puntos de vista, y rechacemos su práctica sangrienta”
Entre “” Partido Nacionalista Vasco, Ponencia política 1995.
Cuadernos de Alzate Nº 35 Páginas 64 y 65.
Finalmente copio unas frases de un comunicado del PNV de 1978 y de plena actualidad casi 30 años después; lo que nos demuestra la persistencia en el error.
“ETA y otros grupos de la izquierda revolucionaria vasca piden al PNV, que reconsidere su postura (de oposición a la violencia). El PNV, estaría dispuesto a reconsiderarla si se anunciara formalmente un cese de las acciones violentas permitiendo a las fuerzas políticas vascas que discutan, planteen y obtengan una respuesta a sus demandas de autogobierno”
Lo anterior es parte de la justificación de una manifestación convocada contra la violencia bajo el lema, tan actual, de “Por una Euzkadi libre y en paz”.
Salud.
En este número, entre otros muchos artículos interesantes y presentación de libros, bajo el epígrafe de DEMOCRACIA Y NACIONALISMO, escriben sendos artículos o mini ensayos Virgilio Zapatero, J.M. Ruiz Soroa y Manuel Montero. Es precisamente Manuel Montero quien, bajo el título de El “nacionalismo vasco moderado” y la violencia terrorista 1976-2006, repasa, basándose en escritos del PNV a lo largo de los últimos 30 años sus posturas frente al terrorismo de ETA.
Una vez leídas las más de 20 páginas que ocupa, se destaca que el PNV siempre le llamó violencia o “lucha armada” y casi nunca escribió en sus comunicados terrorismo, y por su puesto nunca ha sido vasca o vasco. En la inmensa mayoría de los documentos se critica esa violencia, pero siempre bajo el punto de vista de su inutilidad para el gran fin de la construcción de la patria. Hasta bien entrada la década de los 90, se destaca siempre la presencia de otra violencia, digamos institucional, que se sigue desde la reforma foral de 1839, de ahí la eterna coletilla del “venga de donde venga”, siendo, como es, que siempre viene del mismo sitio.
Copio un párrafo, de Manuel Montero:
No se deduzca de lo anterior que se sostiene que el PNV apoya o propicia el terrorismo. Ningún dato de la documentación comentada lo avalaría. Como queda dicho, la condena en términos éticos a la violencia no suele faltar en sus manifiestos claves. Con todo, una política que no tiene empacho en recurrir a la subsistencia del terrorismo como explicación de proyectos e iniciativas políticas provoca desconcierto e invita a cuestionar la hondura de las proclamas éticas y la imagen que suele proyectar el PNV de sí mismo como partido, presentándose como un ámbito imbuido de algún tipo de trasfondo moral. Con frecuencia este nacionalismo moderado suele presentarse como un movimiento equidistante entre dos extremos, el terrorismo que perjudica a la causa vasca y las fuerzas políticas españolas que se oponen a la construcción nacional. Resulta un sentimiento de equidistancia probablemente sincero, pero de difícil comprensión fuera de su lógica interna, toda vez que se separa conscientemente de los demócratas no nacionalistas, los que sufren directamente el acoso del terror y con los que cabría pensar compartiría el afán por la convivencia, el pluralismo y la tolerancia. En último término, la contradicción se resuelve por la vía de la proximidad a quienes sí forman parte de la comunidad nacional, pese a la práctica del terrorismo. “Es doloroso ver cómo una y otra vez el nacionalismo español utiliza a ETA contra el nacionalismo vasco –confiesa el PNV en su ponencia política de 1995- O el ver cómo sectores cada ves más amplios de nuestra sociedad y de la sociedad española identifican lo nacionalista y hasta lo vasco con la bomba ciega o el tiro en la nuca, y el rechazo a lo vasco, incluido el euskera, que provocan en muchos”, para concluir en la siguiente reflexión: “Pero son vascos y están entre nosotros, aunque no compartamos sus puntos de vista, y rechacemos su práctica sangrienta”
Entre “” Partido Nacionalista Vasco, Ponencia política 1995.
Cuadernos de Alzate Nº 35 Páginas 64 y 65.
Finalmente copio unas frases de un comunicado del PNV de 1978 y de plena actualidad casi 30 años después; lo que nos demuestra la persistencia en el error.
“ETA y otros grupos de la izquierda revolucionaria vasca piden al PNV, que reconsidere su postura (de oposición a la violencia). El PNV, estaría dispuesto a reconsiderarla si se anunciara formalmente un cese de las acciones violentas permitiendo a las fuerzas políticas vascas que discutan, planteen y obtengan una respuesta a sus demandas de autogobierno”
Lo anterior es parte de la justificación de una manifestación convocada contra la violencia bajo el lema, tan actual, de “Por una Euzkadi libre y en paz”.
Salud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario