Parece ser que una sentencia ha paralizado los carnavales de Tenerife. Unos vecinos quejosos y nada tradicionales, llevaron el asunto a la justicia y ésta, en aplicación de una ley del año 2003 a la que le falta el meollo, o sea, que no dispone, después de 4 años, del preceptivo reglamento que la desarrolle (o la cambie en opinión de ciertos jurisconsultos) han venido a decir que, a cantar al monte.
En los telediarios al que le cantaban era al Sr. Alcalde y a los vecinos no fiesteros. Sus razones las siembran de agravios comparativos, San Fermines, las Fallas, aquí tienen toda la razón, pues no hay carnaval que iguale a las tracas. Una vez pasado el repente de solidarizarse con los fiesteros, queda el tiempo para la reflexión y para ponerse en el lugar de quien no puede pasarse una semana de fiesta, que tiene que trabajar sin poder dormir, porque los del bar de la esquina, gente de orden durante todo el año, deciden volverse locos y poner la música a 115 decibelios hasta las 5 de la madrugada. Esto no es un problema de Tenerife, es de todos y lo sufre la gente en todas partes, unos más que otros, porque, al final es cierto, la música va por barrios.
Esa ley depende para su aplicación real de un reglamento que está por elaborar, que ha sido informado ya por un organismo llamado CAMA (*) y se encuentra pendiente de aprobación por el Consejo de Ministros, que al parecer le está haciendo la ídem.
¿Se imagina alguien lo que puede pasar si por un casual, nuestro TSJPV dicta algo por el estilo para la Semana Grande? Lo de Ibarretxe se quedaría en nada. En Tenerife, de momento, las está pagando el Sr. Alcalde.
Al hilo de los carnavales, publica hoy “La voz de Galicia” que los carnavales de allí son los más largos, ya van por el cuarto viernes y le quedan otros dos. Tienen una ventaja sobre Tenerife, por causa del minifundio, están muy diseminados.
En los telediarios al que le cantaban era al Sr. Alcalde y a los vecinos no fiesteros. Sus razones las siembran de agravios comparativos, San Fermines, las Fallas, aquí tienen toda la razón, pues no hay carnaval que iguale a las tracas. Una vez pasado el repente de solidarizarse con los fiesteros, queda el tiempo para la reflexión y para ponerse en el lugar de quien no puede pasarse una semana de fiesta, que tiene que trabajar sin poder dormir, porque los del bar de la esquina, gente de orden durante todo el año, deciden volverse locos y poner la música a 115 decibelios hasta las 5 de la madrugada. Esto no es un problema de Tenerife, es de todos y lo sufre la gente en todas partes, unos más que otros, porque, al final es cierto, la música va por barrios.
Esa ley depende para su aplicación real de un reglamento que está por elaborar, que ha sido informado ya por un organismo llamado CAMA (*) y se encuentra pendiente de aprobación por el Consejo de Ministros, que al parecer le está haciendo la ídem.
¿Se imagina alguien lo que puede pasar si por un casual, nuestro TSJPV dicta algo por el estilo para la Semana Grande? Lo de Ibarretxe se quedaría en nada. En Tenerife, de momento, las está pagando el Sr. Alcalde.
Al hilo de los carnavales, publica hoy “La voz de Galicia” que los carnavales de allí son los más largos, ya van por el cuarto viernes y le quedan otros dos. Tienen una ventaja sobre Tenerife, por causa del minifundio, están muy diseminados.
(*) CAMA: Consejo Asesor de Medio Ambiente
Salud
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