Al cerebro que introdujo la siguiente morcilla “cuyo único delito ha sido representar como concejal a los ciudadanos de Mondragón que lo votaron democráticamente” en el claro comunicado que firmaron en Madrid todos los partidos políticos, y “las fuerzas económicas y sociales” en repulsa por el asesinato del ex concejal y sindicalista Isaías Carrasco.
Qué le añadirá esa sutil declaración de inocencia a la perversidad de su asesinato. Sólo una mente, que en su más profundo subconsciente, guarde algún resquicio de honor para los asesinos de eta, es capaz de reprocharles que maten a un “inocente”. Señores redactores, que eta no es la justicia que castiga a los malos, son ellos los propios malos.
Y todos a firmar, y todos orgullosos, pasado mañana les votamos y seguimos hasta el próximo comunicado, que quizá si no hay urnas a la vuelta de la esquina no se merezca tanta unanimidad, o puede que sí pero habrá una mayor concentración de morcillas, como la consabida de que los asesinos no representan a este pueblo trabajador y amante de la paz y la libertad.
Y un huevo. Si ese pueblo existiese los asesinos no podrían vivir en él, y vaya si viven entre nosotros y son festejados por unos, apoyados por algunos más, y tolerados por una gran mayoría.
País
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