Una versión extraña de la fraternidad se vivió en el Parlamento de Galicia. De seguirse las normas comunes, hacerlo igual que siempre o dar a cada uno lo suyo, tocarían dos senadores para el PP (37 parlamentarios) y uno para el PSdeG-PSOE (25), quedando sin representación el BNG (13).
Pero resulta que los compañeiros de Pepiño Blanco y los nacionalistas andan enfrascados en un trato fraternal y decidieron que con sus 38 votos se llevaban dos (uno para cada cual) y a los 37 del PP también les correspondía uno.
Viene esto a significar que ya es lo mismo nacionalismo que socialismo. Lo malo es que para los que tenemos memoria y no estamos cegados por el poder, nos sigue pareciendo un mal augurio.
Están confundiendo la igualdad con la fraternidad y además se olvidan de la libertad.
Estos malos polvos trajeron los lodos de que Manuel Fraga salga elegido senador por el Parlamento de Galicia sólo con los votos del partido socialista y de los bloqueiros.
A lo que no le encuentro explicación es por qué decidieron votar a Don Manuel y no a uno de la UPG.
País
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