domingo, enero 25, 2009

Normalización lingüística

La revista vasca de la cultura y las ideas, Cuadernos de Alzate, le dedica en su número 39 un ámplio espacio a la normalización lingüística y sus peligros.

Escribe el catedrático Alberto López Basaguren un gran artículo bajo el título de “El lugar del Euskera”, en él hace un lúcido análisis del deterioro del consenso que sobre el euskera se forjó cuando la aprobación del estatuto de autonomía y especialmente con la ley de la escuela pública vasca de 1993.

Ese amplio consenso, que se basaba en dos premisas, la voluntad de los padres y la situación sociolingüística de la zona, se ha deteriorado con los gobiernos de Ibarretxe al predominar en la elección de lengua, y en la consiguiente oferta educativa, únicamente la decisión de los padres, cerrándose la línea de enseñanza en castellano en todos los centros públicos o quedando, en el mejor de los casos, restringida a inmigrantes.

Ello ha sido posible porque desde la administración educativa se ha publicitado la absoluta “gratuidad” del aprendizaje del euskera.

“Basta con matricularse en el modelo D para salir hablando euskera de por vida”. Ese ha sido el mensaje desde la administración educativa.

López Basaguren lo describe así: "... se ha trasnmitido que la adquisición de la lengua vasca se hacía con garantías y sin pagar precio alguno. En esas condiciones es comprensible que la inmensa mayoría optase por los modelos bilingües, cualesquiera que fueran las circunstancias. Pero eso no es así cuando no concurren determinadas condicones."

El resultado ha sido un gran aumento del número de conocedores del euskera, junto con el mantenimiento, si no el retroceso, de los que lo utilizan habitualmente.

Dice al respecto Alberto López Basaguren: “La política lingüística ha ignorado la complejidad de los procesos sociales y ha sido diseñada de espaldas a la realidad. Su resultado no podía ser, en este sentido, sino un fracaso. Porque ha ignorado que, por encima de todo, la lengua es un instrumento de comunicación. Y los instrumentos de comunicación no se improvisan, ni se sustituyen unos por otros de forma simple y puramente voluntarista.

Hace también reflexiones escalrecedoras sobre el abuso de la valoración del esukera en el acceso a la función pública. Se está exigiendo un conocimiento que casi en ningún caso se corresponde con la realidad de su necesidad en el desempeño de la función.

Sobre esto último hay un buen artículo en El Correo de hoy, firmado por Juana Iturmendi, donde muestra con ejemplos concretos la sinrazón de la valoración del euskera para acceder a las plazas del sistema vasco de salud.

Les recomiendo la lectura del artículo y dejo un ejemplo de los muchos que enumera: “Médico, doctor cum laude, 10 años como catedrático, que ha impartido 10 ponencias internacionales y que además sabe inglés francés y alemán; obtendrá por todo ese currículum 15,75 puntos. Otro recién licenciado con el PL2 tendrá 17.

Escribe López Basaguren lo que sigue, y me parece un buen modelo para volver al consenso necesario:

La política lingüística debe ir dirigida, fundamentalmente, a fortalecer a la comunidad de hablantes reales de la lengua vasca, protegiendo y facilitando el uso real de la lengua, poniendo a su disposición los instrumentos necesarios, además de garantizar su derecho de uso, especialmente en el ámbito de los poderes públicos. Pero de forma real, es decir, cuando realmente existe un uso efectivo de la lengua.

País

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