martes, abril 03, 2007

INCESTO TRIBAL

Traigo otra vez a colación el libro de Fernando Savater LA VIDA ETERNA, un poco por la falta de inspiración y un mucho por homenaje ante la confirmación, que muchos siempre sospechamos, de que los de cromagnon se la tienen jurada y quieren acabar con él.

Sus muchas obras ya le aseguran la vida eterna, pero no estará demás que colaboren también a ello las fuerzas de seguridad del estado, para alargarle todo lo posible la vida en esta tierra.

Copio a continuación unos párrafos de su último libro, en que filosofa sobre el ansia de eternidad inmanente a los individuos, si bien sólo mediante la diferenciación creadora se puede acercar la humanidad a esa permanencia.

“La solución más frecuentada culturalmente para alcanzar la inmortalidad simbólica es buscar el amparo vivificador del grupo de pertenencia. En cuanto individualidades somos prescindibles, desechables, pero formamos parte de un algo que no muere y de cuya perennidad gloriosa en cierta forma participamos: sea la tribu, la nación, el imperio ... Según los antiguos mitos fundación los ancestros divinos o heroicos crearon el grupo de la nada y lo sostendrán eternamente sobre la nada mientras nosotros, los particulares (las partículas que van y vienen, esporádicas) permanezcamos fieles a las esencias rituales que conjuran el peligro de corrupción y decadencia. Cambiar es perecer: no moriremos como colectivo mientras sigamos siendo como fuimos antes, como debemos ser siempre. Lo idéntico permanece mientras sigue siendo idéntico. La primera y primordial forma de perpetuación es la repetición compulsiva de lo mismo con lo mismo para que nunca llegue lo diferente: el incesto. Ser causa sui supone que lo mismo provenga de lo mismo, que no necesita nada fuera de si, que no tenga en sí mismo mezcla ni combinación alguna: la pureza debe ser lo incorruptible y por tanto permanecerá eterna. Por supuesto, todo lo que puede llamarse avance o progreso humano ha sido desde el comienzo una batalla contra la seducción poderosa del incesto. Que sea el tabú originario, el sacrilegio primordial, demuestra hasta qué punto su tentación inmortalizante es –entre todas- la más difícil de vencer. El incesto pretende negar el indicio más inequívoco de la mortalidad, es decir, la reproducción sexuada, en la cual intervienen dos seres de género diferente, lo suficientemente semejantes para poder acoplarse y lo bastante distintos para dar lugar a lago genéticamente nuevo. Cuanto más idénticos sean los progenitores, cuanto más familiares y hermanos, menos reproducción habrá: ¡y menos turbación de la pureza, menos resquicio para que penetre la muerte! Por eso el sacrilegio más moderno y más tentador es la clonación, que constituye el incesto perfecto. La culminación del sueño de ser causa única e idéntica de nosotros mismos...

Aunque culturalmente la dimensión estrictamente biológica y corporal del incesto haya podido ser derrotada por el instinto más higiénico de la moral humana, en el plano espiritual lo incestuoso sigue asentado de manera mucho más difícilmente erradicable. Como ha señalado con vigor elocuente Erich Fromm, el apego a padres y hermanos, a la hipertrofia de lo familiar, se sustituye colectivamente por la adhesión acrítica y neurótica a la nación, el Estado o el grupo religioso de procedencia. La familiaridad pretende perpetuar la vida incubándola, pero el espíritu nace de la búsqueda incesante de formas diferentes de ser semejantes.”

Salud y diversidad y aprovechemos estos días para mezclarnos.

La vida eterna. Editorial Ariel 2007 páginas 175 y siguientes.

Cita de Erich Fromm de Psicoanálisis y religión, Ediciones Psique, 1965 p. 108

No hay comentarios: