Como les dejé en le post con el “feismo” quiero traerles, a la vuelta de unos días en el rural, unas imagenes intermedias entre ese feismo tan característico y la exageración.
Claramente en el cierre que muestra la fotografía no entonaba un buzón de correos cualquiera, pero desde eso a la filigrana en granito va un trecho que no debieron recorrer los autores.
Porque alguien lo diseña y copia el dibujo y otro, al menos, lo ejecuta. A ninguno le pareció una sobreactuación.
Juzguen Vds. mismos.
El que un atril o portacarteles (no sé como se denomina) normalizado por el ministerio del interior para señalizar las mesas electorales, haya ido a parar a un cierre de finca-almacén de heno, me resulta inexplicable.
En tres kilómetros a la redonda no hay colegios electorales ni de los otros.
Empecemos el nuevo curso.
Claramente en el cierre que muestra la fotografía no entonaba un buzón de correos cualquiera, pero desde eso a la filigrana en granito va un trecho que no debieron recorrer los autores.
Porque alguien lo diseña y copia el dibujo y otro, al menos, lo ejecuta. A ninguno le pareció una sobreactuación.
Juzguen Vds. mismos.
El que un atril o portacarteles (no sé como se denomina) normalizado por el ministerio del interior para señalizar las mesas electorales, haya ido a parar a un cierre de finca-almacén de heno, me resulta inexplicable.
En tres kilómetros a la redonda no hay colegios electorales ni de los otros.
Empecemos el nuevo curso.
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