miércoles, noviembre 18, 2009

Optimismo

Ya tengo dicho que la recopilación de las cerca de quinientas cartas que se conocen, de las miles que llegó a escribir Joseph Roth, permiten reconstruir su biografía desde al año 1911 hasta casi su muerte en 1939. Es un libro que junto con pequeñeces y miserias humanas, también muestra la grandeza de un escritor que se mantenía en perpetuo contacto con sus amigos de cada momento.

Lo que no hubiera gozado con el Messenger Joseph Roth.

Hoy quiero copiar parte de una carta que le dirige a su amigo Stefan Zweig reprochándole su optimismo y su tardío reconocimiento de la maldad intrínseca de la marabunta nacionalsocialista.

Es el 19 de Agosto de 1935 y le escribe desde París:

¿Qué vamos a conseguir?

Usted menosprecia o no acaba de darse cuenta de algunas cosas evidentes:

(1) El afán por rebajar a los judíos no es de hoy ni de ayer. Es parte del programa del Tercer Reich desde el primer día. Eso lo sabe todo el mundo. Streicher no es distinto de Hitler, ¡no hacía falta esperar a que fuera de Núremberg a Berlín! En la idea nacionalsocialista, si es que se le puede llamar así, ¡no hay otro contenido que el desprecio de la raza judía! ¿Cómo es que no lo ha visto usted hasta hoy? ¿Por qué no hace dos años? ¡Dos años y tres cuartos! Esa bestialidad estaba ahí desde el principio. La opinión infame sobre los judíos no ha empezado hace dos meses- ¡Desde el primer día de Hitler estábamos ofendidos y humillados! ¿Por qué viene tan tarde esta protesta?

(2) No creo en políticos ni en sus partidos, pero veo en ellos el último resto de poder. Y si consiguiera reunir a católicos y comunistas para una acción en Alemania y fuera de ese país, habría hecho mucho contra ese infierno. ¿Por qué no? ¿Por qué no intentarlo?

Creo que su brío, querido amigo, es tan repentino como era incomprensible, al menos para mí, su resignación. Humillados y deshonrados estábamos desde el primer día del hitlerismo, ¿por qué no se ha indignado usted hasta hoy? ¡Pero está bien! Más vale hoy que jamás.

…. ¿Qué pensó usted cuando vino Hitler? ¿Y cuando llegó el Tercer Reich? ¿Es que no estaba su sentido del honor tan vulnerado como el mío? ¡Claro que lo estaba!

Pero usted fue un optimista, y yo no. Por eso, yo mismo acepté, tal cual era, la desagradable cuadrilla de compañeros de lucha.

Salud

1 comentario:

Eduardo dijo...

Como sabes, es un escritor al que admiro enormemente. Su canto del cisne me fascinó. Aunque para mí las mejores son "La marcha Radetzky" y "La cripta de los capuchinos".