miércoles, agosto 08, 2012

AÑOS LENTOS

Fernando Arámburu obtuvo el VII Premio Tusquets Editores de Novela en el año 2011con Años Lentos. Se trata de una novela corta pero de una intensidad narrativa que engancha desde las primeras páginas.

Copio la contraportada que, en este caso y para mi gusto, se queda corta al enfatizar el contenido de la narración.

A finales de la década de los sesenta, el protagonista, un niño de ocho años, se va a San Sebastián a vivir con sus tíos. Allí es testigo de cómo transcurren los días en la familia y el barrio: su tío Vicente, de carácter débil reparte su vida entre la fábrica y la taberna, y su tía Maripuy, mujer de  fuerte personalidad pero sometida a las convenciones sociales y religiosas de la época, quien en realidad gobierna la familia; su prima Mari Nieves vive obsesionada por los chicos, y el hosco y taciturno primo Julen es adoctrinado por el cura de la parroquia para acabar enrolado en la incipiente ETA. El destino de todos ellos -que es el de tantos personajes secundarios de la Historia, arrinconados entre la necesidad y la ignorancia- sufrirá, años después, un quiebro.

Alternando las memorias del protagonista con los apuntes del escritor, Años lentos ofrece además una brillante reflexión de cómo la vida se destila en una novela, cómo se trasvasa el recuerdo sentimental en memoria colectiva, mientras su escritura diáfana deja ver un fondo turbio de culpa en la historia reciente del País Vasco 

Sin la intensidad dramática de Los peces de la amargura, Aramburu introduce al lector en una sociología de curas y mentiras nacionalistas que han llevado a este país a la ruina moral de pasar por alto más de cincuenta años de terror con sus 858 asesinatos.

Regálense unas horas de muy buena literatura con un punto de penosa historia reciente.

1 comentario:

J. Rogelio Rodríguez dijo...

Hola, querido amigo.

¡Cuánto tiempo!

A mí me parece un relato excelente el (premiado) de Aramburu. Muy bien estructurado y escrito.

Aunque yo llegué al País Vasco en el 79, parte de la atmósfera espiritual de El Antiguo que se describe en Años lentos permanecía.

No puedo estar más de acuerdo con tu recomendación.

Un abrazo.