Pero alguien se tendrá que preguntar alguna vez si es bueno para los vascos no agradecer las ayudas que se reciben, si es bueno para los vascos contar con más dinero aunque para ello tengan que sufrir las instituciones y el sistema democrático, si es bueno para los vascos destacar sobre todos los demás sin reconocer sus aportaciones a nuestro bienestar, si es bueno para los vascos debilitar el sistema democrático en el que estamos insertos, si es bueno para los vascos mirar siempre sólo por nosotros mismos sin ver lo que sucede con los demás y con el sistema que es común a todos, si es bueno para los vascos que el Estatuto, su interpretación y el autogobierno sea propiedad de un partido, aun a costa de las instituciones estatutarias.
A uno se le antoja que recibir y no aportar, que ser ayudado y no agradecer, que formar parte de un sistema y no colaborar a su fortalecimiento, que vender por autogobierno lo que no deja de ser una lucha feroz por acceder al gobierno perdido no puede ser el máximo de la bondad. Lo que predicamos como bueno para Euskadi hoy puede ser fruto de una miopía histórica.