Para Bildu la ley se debe adaptar a su voluntad; en San Sebastián pretendieron prohibir un acto de UPyD y finalmente tuvieron que reconocer su error, pero eso sí, arrinconándoles en una plazuela de la zona dominada por los más nazis.
En Sopelana, también territorio bildutarra, el caso es el contrario. Una supuesta coalición electoral, no sé si a la fecha con todo en regla, tiene sembrado de pancartas todo el pueblo sin que, no ya la alcaldía de Bildu, ni siquiera un triste concejal de la oposición levante la voz para denunciar la ilegalidad de poner propaganda en esos sitios.
En el lugar hay un concejal del PP, dos del PSE-EE-PSOE y 7 del PNV que se someten dócilmente al despliegue sin ni siquiera denunciar el caso.
País
5 comentarios:
oportunísima denuncia, si señor
saludos blogueros
Parece que el miedo sigue. Los silencios cobardes o calculados amordazan la democracia.
José Antonio, aunque no sirva de nada creo que no debemos callar.
Spero, en un país dominado por el totalitarismo propio de todo nacionalismo, poco se puede fiar a la democracia.
El miedo siempre ha sido libre y cada cual coge la cantidad que desea.
Mucho ánimo, Rubín. Al final, amanecerá, no lo dude.
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