martes, diciembre 07, 2010

La memoria difícil

Maite Pagazaurtundua escribe un magnífico ensayo sobre la memoria difícil, lo que no queremos recordar pero que hasta que no lo saquemos fuera nos seguirá doliendo. Les recomiendo su lectura y por si no hay tiempo (sólo son tres páginas) les dejo el final que es una conclusión obligada si se pretende que la verdad y la memoria queden dignamente.

Escribo estas líneas desde los cuarenta y cinco años y hay muchas cosas que han mejorado en las sociedades vasca y navarra. El endurecimiento de las penas, la eficacia de la actividad policial, la colaboración internacional, el análisis y los discursos que ayudan a la deslegitimación del terrorismo o la visibilidad de las víctimas de ETA han resultado certeros, pero sobre todo lo ha sido la ilegalización de las marcas políticas de ETA. Por eso, una vez más, ETA intentará marcar los tiempos de la opinión pública y de los agentes políticos para regresar a las instituciones, pues se asfixia fuera de ellas y resulta inexorable la degradación del resto de piezas del tinglado asesino.

Frente a todo esto la sociedad vasca no ha conseguido sacudirse todavía el miedo, ni la tentación de seguir viviendo como si ETA no existiera, con un nivel de relativismo casi extremo ante cada relevo generacional de los de la identidad asesina. Mucha gente sigue tolerando los juegos de trile de ETA y su entorno. Hay quien incluso actúa en el papel de tontos necesarios en su estrategia, porque anhelan un final chapucero de ETA, con impunidad, con justificación relativa para la historia del terror de ETA. Y para la suya.

Hay muchísima gente que siente una enorme cobardía interior y que será incapaz de reclamar a ETA que condene toda su historia de acoso y terrorismo.

Me gustaría mucho equivocarme, pero no dudo de que mucha gente de la que se dice buena, de aquellos que siempre han dormido con la conciencia satisfecha, espera la menor excusa para poder instalar colectivamente un paréntesis obligatorio, como si nada hubiera ocurrido, con la tentación de establecer un nuevo y férreo tabú colectivo: el del aborrecimiento a reconocer la verdad del horror o su historia. Es lo que hay.


Salud

1 comentario:

Josito dijo...

Para mi, tan asesino es quien ejecuta el tiro como quien lo alienta y defiende sus tesis.
En el País Vasco, por tanto, hay aún mucho asesino suelto.
Un saludo.