No hubo cesión a la censura, entre otras razones porque la otra loción era propiedad de una acreditada familia catalana.
La consecuencia la narra Boadella de la siguiente manera:
A pesar del sacramental, la obra se estrenó. Fieles a la táctica del país, las consecuencias fueron indirectas. Ello significó que las puertas del Teatre Nacional de Catalunya se nos cerraron definitivamente. Lo tuvo claro su primer director, Josep María Flotats. También el que vino a continuación, Domenec Reixach (para colmo exactor de Joglars) y el actual, Sergi Belbel.
La censura en las democracias es como un acto de prestidigitación. Nada por aquí, nada por allá.
El libro es de la editorial Espasa y muy recomendable su lectura.