jueves, enero 15, 2009

Poesía

Cuando la tarde cae y acaba mi jornada
me detengo un momento en medio del camino
donde pueda pensar, Oniria, en la distancia
que llevo recorrida y en la que aún me queda.

Los campos que se extienden inmensos a mi espalda
anuncian otros campos que acogerán mi huella,
y de este mismo cielo, océano sin límites,
me bañará la luz no importa a donde vaya.

De nada me aprovecha estudiar el recorrido:
no he levantado hitos ni he dejado señales.
Si no importa el regreso la brújula es inútil.
Me sobra geografía si nunca he de volver.



Hace tiempo el amigo Alfredo García Francés recomendó en su blog este libro de poesía. Me animé a comprarlo, aún con la prevención de que casi nunca leo poesía, y acerté de pleno.

Es una maravilla de principio a fin.

Los poemas, las 30 ilustraciones de Jesús García Gabán junto con el prólogo erudito de Juan Varela-Portas de Orduña forman un todo imprescindible.

Los quince euros mejor invertidos últimamente.

1 comentario:

J. Rogelio Rodríguez dijo...

Arrebatador. Precioso.

Tomo la referencia y muchas gracias, amigo.

UN abrazo.